Martes de la 3ª semana de Cuaresma, 21 de marzo 2017
No podemos conocer a Dios sin conocernos a nosotros mismos. De lo contrario, Dios sería sólo el resultado exitoso de un experimento científico que estábamos llevando a cabo, no lo que Dios quiere decir como la fuente, la base y la meta de ser él mismo. Sigue leyendo.
Lo incómodo es que el camino del autoconocimiento nos lleva (como vimos en la primera semana) a través de valles de muerte. Estas son las desilusiones dolorosas de nuestra maduración. ¿Cómo podemos llegar a conocernos a nosotros mismos sin estar a veces avergonzados y heridos descubriendo que no somos lo que nosotros (u otros) pensábamos que éramos? El resultado de estos dolorosos desvelamientos de los niveles más profundos de nosotros mismos siempre es bueno, a largo plazo. Pero, debido a que hay sufrimiento involucrado en el autoconocimiento, a menudo nos resistimos, lo negamos o evadimos, tal vez durante décadas. Un ejemplo típico es cuando un adicto viene a reconocer y humildemente admitir su problema. Pero también puede suceder a un aclamado filántropo que poco a poco se da cuenta de que ayuda a otros principalmente debido a la buena imagen de sí mismo que da.
Una razón por la que el proceso de autoconocimiento es difícil es porque expone los profundos, a menudo profundamente enterrados conflictos dentro de nosotros mismos. Caer del tren de cuaresma (como romper nuestras promesas o las resoluciones del año nuevo) expone esta una división dentro de nuestra voluntad. Si lo que soy es lo que quiero, ¿qué pasa si tengo que admitir que quiero cosas diferentes, simultáneas e irreconciliables? Esposa y señora. Vida familiar y grandes viajes de negocios. Pastel de chocolate y una cintura delgada. Dios y mamón. Netflix y la meditación de la noche.
Para el ego bien construido (una persona "exitosa" o popular generalmente ha construido uno), este descubrimiento del yo dividido puede ser devastador. La erupción interior, que puso a San Pablo fuera de la cuestión durante unos años, lo convirtió de un perseguidor en una víctima que vio entonces una gloria trascendente, que transformó la condición de víctima en la más alta dignidad humana y humildad. Incluso después de haber iniciado la nueva vida y convertirse en un maestro de ella, y haber tocado alturas místicas, sufrió de un conflicto visceral de deseo. Lo que él quería, no lo quería. Lo que no quería, lo quisiera.
Para él, este rudo despertar destrozó su ego egoísta y le ayudó a ver que las reglas y el legalismo nunca conducirán al autoconocimiento, al conocimiento de Dios o a la libertad de la nueva vida. Curiosamente, a menudo cuando se rompe una regla - al menos para los justos o los culpables - el propósito de la regla se revela. Tal vez por eso la sabiduría de San Benito está construida alrededor de una Regla tan llena de excepciones.
Como cantaremos el Sábado Santo: 'O felix culpa' ¡Oh feliz culpa de Adán! O, como la madre Juliana de Norwich se arriesgó a decir, "el pecado es ventajoso" (“rentable”, behovely en inglés). Esta rara palabra posee un significado valioso para el buscador espiritual. Necesario, ventajoso. El significado raíz de la palabra combina el sentido de "agarrar" con "algo rentable".
Así que si tu Cuaresma no ha sido perfecta, si sientes que has fracasado en tu disciplina o que fallas constantemente en tu meditación, no todo está perdido. De hecho, a través de este mismo sentido de fracaso todo puede ser ganado.
Traducción: Marina Müller WCCM Argentina