Sábado de la 3ª semana de Cuaresma, 25 de marzo 2017

Estaba yo mostrando a una mujer una casa que ella había conocido bien con anterioridad. Cuando llegamos a un dormitorio común ella se detuvo contemplándolo con evidente estado emocional. Le permití tomarse su tiempo, y cuando se dio cuenta que había exteriorizado sus sentimientos, pidió disculpas. Luego comenzó a explicarme, un poco avergonzada, que esa habitación era en la que fue concebido su primer niño. Para ella, esa no era una habitación ordinaria. Sigue leyendo.

Para mí fue un momento de encontrar algo especial en lo ordinario, desde otro punto de vista, para mí inusual.

No hay nada especial que recordar el 25 de marzo, excepto que ese es el día (en tiempos de las escrituras) en el que Jesús fue concebido. Eso lo reconocemos en la Fiesta de la Anunciación cuando Gabriel vino a visitar a María y ella dio su consentimiento de ser envuelta por el Espíritu Santo. Nueve meses después es el día de la Navidad. ¿Quién está pensando en Navidad en estos días, con excepción de los departamentos de mercadeo?

Los días de nuestra concepción real normalmente pasan desapercibidos y tal vez (no estoy seguro) no pueden ser calculados exactamente. Aunque ellos sean innegablemente momentos importantes en nuestra jornada desde el Ser en la mente de Dios, en donde existimos desde la eternidad, a nuestras existencias terrestres y temporales.

El significado, como la verdad, se hace visible. No solo explota y aterriza totalmente desarrollado y etiquetado en nuestro regazo. Una parte de nuestro ser tiende a desear puntos fijos y respuestas y un darse cuenta del significado como una explicación de las cosas. Pero la mente profunda sabe que el significado es sobre las conexiones, y que cuanto más inter-relacionada y comprensible la red de conexiones, mayor será la experiencia del significado. Eso lleva tiempo. En una escuela de negocios, cuando se aproxima la fecha de graduación, y están a la búsqueda de un empleo, están en las redes afanosamente. Esto se convierte en una prioridad creciente, lo que origina un estado muy estresante al darse cuenta que no están lo suficientemente conectados para el lanzamiento de su nueva carrera. A veces siento que ellos están esforzándose demasiado.

Una red de conexiones llenas de significado pleno no se puede construir en uno o dos encuentros. La confianza es conocer a alguien más allá del atractivo (o algo más) de la persona; debe crecer y madurar. El crecimiento no es un concepto sino un proceso orgánico, que depende del entorno y los actos de Dios, también conocidos como accidentes. Cada relacionamiento, hasta los más pasajeros, nos abre a un universo completo y paralelo de conexiones potenciales, que encontraremos mejor con un leve toque. Tratar de apoderarse demasiado rápido es dañar la conexión y crear desconfianza. Muchos de los relacionamientos que sobreviven y crecen se basan en el hecho de apartarse y en la sabiduría de una distancia óptima.

La cuaresma se basa en los mismos hechos ordinarios que hicieron tan idólatra cada tanto el paso errante de los israelitas. Es una lección diaria en el arte de vivir desde el centro hacia afuera, desde debajo de las apariencias de las cosas. La Meditación – que es realmente la combinación de Cuaresma y Pascua – nos enseña a no desmerecer el significado de una media hora de silencio en la cual no sucede nada especial. Como John Main dice, ésto es preferible. “En la meditación nada sucede, dice, y si algo ocurre, ignórenlo”. Obviamente esto es tanto una paradoja como una significativa broma escondida en este iluminador comentario.

Traducido por Marta Geymayr WCCM Paraguay

 

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