Sábado de la 4ª semana de Cuaresma, 1 de abril 2017
Es una buena apuesta, que cada vez que nos conectamos con las noticias, vamos a escuchar alguna atrocidad, alguna tragedia, un horrible accidente o un crimen que refleja la peor mutación de la naturaleza humana. Noto que la gente de Irlanda en particular es inclinada a las noticias diarias de accidentes automovilísticos o asesinatos. Esas cosas suceden, y no tendríamos que negarlas. Sigue leyendo.
Pero si estamos expuestos a ellas en los medios en forma tan desproporcionada será porque los medios están tratando de deprimirnos o porque nosotros encontramos alguna satisfacción o estimulación al escucharlas. La pequeña porción de buenas noticias que nos ofrecen al final de la emisión solamente subraya la oscuridad de la existencia en este planeta.
Es difícil responder a la pregunta, a menudo hecha por alguien a quien no habíamos visto por un tiempo: “¿qué ha estado sucediendo en tu vida?” Comienzas a repasar lo sucedido, y te encuentras sin ayuda. ¿Qué y cómo seleccionar del flujo de acontecimientos e impresiones? Cuán realmente interesado estaría tu interlocutor en una respuesta que trate de representar la diversidad de sucesos, o nada más que en la usual evasiva respuesta: “todo bien, gracias”.
Es fácil sentir que solamente los grandes sucesos de consecuencias dramáticas (buenos o malos) son dignos de comentarlos. De hecho, hay algo en esto que puede ser muy aburrido, hablar de minucias y trivialidades o de las pequeñas cosas que salieron mal. “Bueno, resulta que ayer estaba haciendo una taza de té que puse en la tetera. Tardó mucho en hervir, y luego me di cuenta que no la había tapado correctamente. Era un nuevo mecanismo de seguridad que no permite a la tetera funcionar hasta que esté cerrada firmemente”. Aunque se conteste “notable”, eso no lo hará interesante. El aburrimiento es realmente la mala noticia.
Podemos también experimentar la liberación del significado, la belleza y la maravilla en algo que generalmente se considera falto de interés y ordinario. Esta es realmente una buena noticia. Si te has sentido genuinamente tocado por un cambio en el clima, por ejemplo, antes que mostrar qué poco interesante es tu vida, la gente agradecerá que compartas ese descubrimiento. El poeta inglés George Herbert lo muestra en su gran poema “La Flor”
Y ahora con edad renazco de nuevo
Después de tantas muertes yo vivo y escribo;
Una vez más sentí el aroma del rocío y la lluvia
Y me solazo en los versos.
Este es el tipo de profundas noticias que encontramos en las grandes escrituras. Lo notable es qué aburrida puede ser la gente religiosa en posesión de tal tesoro.
Hasta que si, por ejemplo, sucede que esté envuelta, como en el evangelio de mañana, en una sanación milagrosa, no sea sólo la cura lo interesante. Es cómo es cambiada la experiencia de vida de la persona sanada, y lo que hace con su tiempo extra de vida, lo que les permite observar la dimensión profunda de lo ordinario.
La Cuaresma debería sintonizarnos a este tipo de noticias profundas que realmente nos renuevan.
Traducción: Marta Geymayr, WWCM Paraguay