Sábado de la 5ª semana de Cuaresma, 8 de abril 2017

Tener una buena Cuaresma significaría solamente sentirse satisfecho con uno mismo por no haber caído del vagón de auto-observancias. Jesús con firmeza advirtió sobre este error farisaico. Podría también significar que nos sentimos más ligeros y más presentes simplemente porque nuestra atención ha sido reforzada y purificada. Sigue leyendo.

Como lo expresé ayer, haciendo algo habitual, (como leer textos que ya los sabemos de memoria) puede fácilmente conducir al piloto automático y la desatención. Pero también hay un gozo al tener estos puentes de familiaridad y amistad incorporados, conectando diferentes niveles en nuestra existencia diaria.

Rosamond Richardson encontró esto cuando descubrió lo que vino a ser para ella una expansión de aquello con lo cual ella estaba muy familiarizada, que era el mundo natural de árboles y plantas,  con el mundo  paralelo de las aves. Ello la ralentizó y le dio entrada a una nueva manera de estar atenta y presente. En su libro, ella cita a Kierkergaard, quien habla de esta atención en el presente como un descubrimiento del gozo. “Este gozo se alcanza estando en el presente… Gozo que es la tensión presente con el énfasis completo sobre el presente”.

Rosamond dice “pronto descubrí que la atención requerida para observar aves era una forma de meditación: la quietud y absorción necesarias me llevaron fuera de mí”. Cuando prestamos atención podemos ser estimulados a hacerlo al descubrir algo nuevo. El mundo moderno sin embargo está a menudo dando la impresión de falsas novedades. Nuevos embalajes y campañas publicitarias conducen al consumismo. Pero nosotros aprendemos algo tan pronto como reducimos nuestro consumismo. Haciendo eso, probablemente estaremos reduciendo el crecimiento económico, pero también, preparando el camino para una más justa distribución de recursos.

Cuando estamos presentes y atentos descubrimos que hasta lo más familiar no es realmente una repetición mecánica. En la vida real no podemos copiar y pegar. No podemos duplicar imágenes como lo hacemos al editar nuestra galería de fotos. Un paisaje nevado o una avalancha se componen de innumerables copos de nieve individuales. Desde los tiempos en que la primera nevada cayó sobre la tierra, no han existido dos copos idénticos. Lo mismo sucede con las personas. Y con los pájaros. Y con todo.

Después que hubo entrado en su nuevo mundo de las aves, Rosamond describe la visión de una bandada de cerillos (pájaros carpinteros amarillos) emergiendo de la espesura, subiendo y bajando, “ganando terreno una y otra vez, dispersándose cada vez en una explosión de oro”. Ella todavía no había aprendido el nombre de este pájaro. Un año después ella supo cómo se llamaban, y pudo reconocer el canto del cerillo. Familiar y fresco a la vez. Como todas las aves, ellas están atentas. Ellas no interfieren con las demás cuando las demás emiten sus celestiales gorjeos. Son individuales y al mismo tiempo comparten unas con otras. Aquellas personas que las observan aprenden de ellas, su atención y su ajuste con la otra en comunidad.

La meditación desarrolla la presencia atenta en todas las cosas. (Si no vas a meditar, prueba una caminata o la observación de aves). No es solamente una fuente de gozo, sino algo indispensable para nuestra salud. Los  antiguos pensadores lo llamaban Contemplación de la Naturaleza. Merton pensaba que eso es de lo que los novicios modernos carecían cuando llegaban al monasterio. Es de lo que ciertamente carece el último Presidente de los Estados Unidos, en sus órdenes ejecutivas sobre el medio ambiente.

 

Traducido por Marta Geymayr, WWCM Paraguay

 

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