16 de abril de 2017
Fragmento de Laurence Freeman OSB, “Spirit,” JESUS THE TEACHER WITHIN (New York: Continuum, 2000), pág. 187
En el evangelio de San Juan, la Resurrección y el envío del Espíritu Santo son vistos como un solo evento. En la noche del día de Pascua Jesús vino y se paró entre los discípulos mientras estaban reunidos atemorizados en una habitación. Su primera palabra a ellos fue Shalom. La rica palabra en hebreo que significa paz invocaba la bendición de la armonía de todos los planos del ser. Shalom fluye directamente de la armonía Divina la cual es el Espíritu. Recibirlo es compartir en esa paz más allá de toda comprensión. Jesús entonces les sopló y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”
Su aliento, el cual llevó sus palabras a sus mentes y a sus corazones que escuchaban, es un medio del Espíritu. Entonces les dio el poder de perdonar los pecados. Este poder de perdonar… es un carisma del Espíritu porque el perdón remueve el mayor de los obstáculos para comunicarse. Sana las heridas, confiesa la verdad que nos hace libres, consuela el dolor calma la ira, disuelve el resentimiento, consigue la reconciliación de los enemigos. Quienquiera que sepa la verdad tiene el poder de perdonar…
Aprendemos a través de su efecto en nosotros mismos lo que es el Espíritu: un amigo quien no tiene favoritos y quien libera el poder de amar, perdonar sin parar. Ella está más allá de la observación, pero nosotros la reconocemos por sus rastros de silencio, guía, sanación, consolación, que va dejando en los pasajes de consuelo de nuestra vida.
Después de la meditación: Naomi Shihab Nye, “Famous” in WORDS UNDER THE WORDS: Selected Poems (Portland: Far Cover, 1995), cited in Poets. Org
Famous
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos