2 de julio 2017
Photo credit: Klaus Lechten via VisualHunt.com / CC BY-NC-SA
Fragmento de Laurence Freeman OSB, Jesus the Teacher Within (New York: Continuum, 2000), págs. 62-63
La nueva forma de vida que la Resurrección hace posible no se basa en evidencia forense, o en una tumba vacía, o en la evidencia circunstancial de las apariciones. La evidencia se encuentra en la vida diaria…
Como el amor, la fe en la Resurrección tiene su propia sabiduría y calidad de ser, un agudo sentido de integridad que es atrapado más que enseñado. Las experiencias, aún las apariciones de la Resurrección, vienen y van.
Se vuelven memorias. Nosotros, sin embargo, conocemos la Resurrección, lo que los primeros discípulos llamaron el “Día de Cristo.” Es el momento presente iluminado con la habilidad de la fe para ver lo invisible, para reconocer lo obvio. Como escribió Simone Weil, “Él viene a nosotros escondido y la salvación consiste en que lo reconozcamos.”
La pregunta que hace Jesús (¿Quién dices que soy yo?) es el regalo del rabbuni a nosotros: la misma pregunta nos concede la “gracia del gurú.” En cada era su pregunta es el regalo que espera ser recibido. Su poder para despertar sencilla y sutilmente auto-conocimiento en nuestra propia experiencia de la Resurrección es perenne. Santo Tomás usa el tiempo presente cuando habla de la Resurrección. Se le puede interpretar como diciendo que la Resurrección…trasciende todas las categorías de tiempo y espacio. De una forma similar los íconos de la Resurrección en la tradición Ortodoxa sugieren la misma trascendencia y muestran que el poder que resucitó a Jesús está presente y continuamente activo.
El trabajo esencial de un maestro es solo este: no decirnos lo que tenemos que hacer sino ayudarnos a ver quién somos. El Ser que llegamos a conocer a través de su gracia no es un pequeño ego-ser separado, aislado, aferrado a sus recuerdos, deseos y temores. Es un campo de la conciencia similar e indivisible de la Conciencia que es igual al Dios cósmico y de la revelación bíblica: el único gran YO SOY.
Después de la meditación: “Easter” por K.A. Hays en WINDTHROW (Pittsburgh: Carnegie Mellon University Press, 2017), pág. 29
Pascua
Una vez más el corazón sangriento brillará, los pastizales
exuberantes y oscuros. Una vez más, desapercibido
en los matorrales, el ruiseñor hace sus imitaciones de
trinidades —jay, jay, jay,
wren, wren, wren—
y en su repetición, se nombra a si mismo
como Abril, y en sus repeticiones, se nombra a sí mismo.
Los tulipanes silvestres que aún no han sido podados están llamando
ven, y ven.
Las abejas gordas lo hacen. El entrar en esta frescura
es virar hacia la ruina.
Tú también has escalado alto
a los tulipanes silvestres
para oler su decadencia.
Pero otra vez, nombrándose como lo hacen,
en la llamada amarilla, las abejas van.
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos