Cuaresma 2012. Martes de la primera semana de Cuaresma.

Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. (Mt 6,15)

 

Esta es una ecuación kármica simple que se vuelve obvia en el nivel psicológico de nuestra experiencia. Sin embargo, esta conexión entre las dos partes, no es una amenaza, simplemente una descripción. El Padre no se niega a perdonarnos, pero nosotros no podemos sentir este perdón que nos envuelve continuamente a no ser que también perdonemos. Es por esto que necesitamos entender lo que significa el perdón.

Si no puedo olvidar, dejar ir, los modos en que he sido herido, intencionalmente, inconscientemente o aún en mi fantasía, me quedo congelado en el tiempo. Reacciono en el presente con el mismo guión rígido y las memorias que se repiten del pasado. Las víctimas de abuso o persecución sufren de este trauma.

Lo que llamamos sanación es en realidad el abrir la almeja del pasado y permitir que la medicina del perdón sanador toque el lugar del dolor.

Mas allá pero dentro del nivel psicológico, nos encontramos con el dominio espiritual. Aquí es donde poderosas y misteriosas fuerzas se mueven como galaxias en el universo. Pero aún siendo vastas y cósmicas, son amigables y nos conocen mejor de lo que nos conocemos – aunque no fuerzan este conocimiento sobre nosotros pues nos destrozarían.

Cada una de estas fuerzas es una emisión desde la base del ser (el ‘Padre’) y son esencialmente variaciones de la energía primaria de amor.

El propósito de meditar es vivir tan completamente como se pueda en la presencia de esta energía y estar abiertos a ella.

Aprender a meditar es aprender a permitir que la consciencia que tenemos de esta energía sea una realidad continua permeando cada pensamiento, palabra y acción. Para aprender cualquier cosa tenemos que tener la humildad de escuchar y entonces comenzar con las instrucciones simples de la disciplina que estamos aprendiendo. Tenemos que conformarnos con este proceso así como aprendemos a estar satisfechos repitiendo nuestro mantra.

Nos transformamos como consecuencia de este aprendizaje. Energizados por el amor que encontramos, podemos perdonar porque el perdón es solo otro término para cuando el amor se encuentra con la resistencia al dolor y al quebranto y la restaura a su plenitud.

 

Laurence Freeman OSB

 

Traducción de Enrique Lavin

 

 

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