4 de febrero 2018
Photo credit: Nabok on Visualhunt / CC BY-NC-SA
Fragmento de John Main OSB, “The Way of Love,” en The Hunger of Depth and Meaning, ed. Peter Ng (Singapur: Medio Media, 2007), pág. 184
El gran misterio de la fe es que el amor se encuentra en nuestros corazones, si tan solo podemos estar quietos y en silencio, si podemos hacer de este amor el centro supremo de nuestro ser. Eso significa voltearnos a él con todo el corazón, darle nuestra atención. Tú enfrentas la vida con amor porque lo que encuentras en tu corazón es el principio vivo del amor.
Escucha lo que sugiere San Pablo sobre cómo llevar nuestras relaciones con los demás:
- Tengan paciencia con el otro y, si alguien tiene alguna queja en contra de otro, perdónense unos a otros, como el señor los perdona… Sobre todo, vístanse con amor, el cual une todo en perfecta armonía. (Col 3:13-15)
Lo más importante que debemos proclamar al mundo, proclamar a todas las personas, es que el Espíritu habita en nuestros corazones. Al voltearnos a él con toda nuestra atención, también podemos vivir en la plenitud del amor. También podemos vivir fuera del poder que representa el Reino de Dios. Parte de la disciplina de la meditación es que nos enseña a quedarnos en ese amor, sin importar lo que pase.
Después de la meditación: “Any Common Desolation” por Elien Bass publicado en Poem-a-Day por The American Academy of Poets, 18 de noviembre 2016.
Cualquier Desolación Común
Puede ser suficiente para hacerte mirar hacia arriba
a las hojas amarilladas del manzano, las pocas
que han sobrevivido las lluvias y heladas, disparadas
con los rayos del sol del atardecer. Brillan con un profundo
naranja-dorado contra un azul puro, un solo pájaro
lo rasgaría como seda. Puede ser que tengas que romper
tu corazón, pero no es nada
comparado con el saberse vivo incluso un solo momento. El sonido
de un remo en la chumacera o un animal rumiante
rasgar la hierba. El olor de jengibre rallado.
El rojo neón del letrero de una tienda de licores.
Calcetines calientes. Te acuerdas de tu madre,
Su precisión una ceremonia, como ella tomaba
el algodón blanco, lo deslizó sobre los dedos de tus pies,
dibujó el talón, dio vuelta al puño. Un soplido
puede desenrollarte mientras caminas por tu propio patio fangoso,
la Osa Mayor vertiendo la noche sobre ti, y cada cosa que
temes, todo lo que no puedes soportar, se disuelve
y, como una aguja deslizada en tu vena-
ese repentino ajetreo del mundo.
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos