Cuaresma 2012. Sábado de la 1era. semana de Cuaresma

“Debes ser perfecto así como tu Padre celestial es perfecto.”

Con un desafío tal, ¿cómo pudo el Cristianismo rebajarse, como casi siempre lo hace, pasando por un mero moralismo u otra ideología, compitiendo por el dominio del mundo o incluso peor, un refugio para aquellos temerosos de la revolución del espíritu?

 

 

Esa “perfección” no nos aleja meramente.  La palabra en su contexto se refiere al amor sin límites, que no juzga y es probado en las relaciones humanas por nuestra capacidad de amar a aquellos que nos dañan o rechazan. El perfeccionismo es un refugio para la religión que no quiere comprender esto y prefiere la satisfacción del ego al elaborar reglas para luego sentir el perverso placer de romperlas.

Si Dios fuera tan simple de comprender como eso, nuestra vida sería bastante más fácil. No habría esa insaciable sed que se encuentra  en el mismo núcleo de la existencia humana. ¿Pero cómo podríamos soportar una invitación hacia la divinización de un extraño que no acepta un no por respuesta y retorna nuevamente sin vergüenza a enfrentar un rechazo más?

Jesús a menudo se impacientaba con sus discípulos - ´tan lentos para comprender`. Vemos esta misma resistencia, en el tiempo que nos toma a la mayoría de nosotros comprender la meditación. Hay muchos libros y enseñanzas que dicen que la meditación es buena, por supuesto, como una preparación para escuchar lo que Dios tiene que decir. Esta es una manera piadosa de no entender – así como decir que la meditación es buena porque nos hace dormir mejor por la noche y reduce el colesterol.

Comprender que Dios es el silencio, ese es el punto. Nuestra tradición mística nos enseña eso. Pero parece más fácil seguir por el camino más complicado.

¿Y por qué seguir llevando a la meditación por ese camino? ¿No valdría la pena repetir que hay un camino  más directo a casa?

Laurence Freeman OSB

Traducción de Teresa Decker

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