15 de julio 2018

                                                          Photo credit: hjl on Visual hunt / CC BY-NC

Una selección de “Touching Reality” por Laurence Freeman OSB (la serie está disponible en cinta en www.mediomedia.com)


La meditación es un seguimiento del sendero humano, el viaje de la humanidad, con todos sus dobleces y vueltas. Es un seguimiento del sendero al centro de la realidad. Y una vez en ese centro, somos capaces de experimentar la unicidad la cual es paz, y alegría y amor. Las diferencias han sido trascendidas, las dualidades resueltas. Esta es la gran importancia de la meditación en el mundo actual. No meditamos solo por nuestra propia paz mental. Todos los meditadores meditan con un sentido creciente de que su meditación tiene una importancia profunda para otros. Y gradualmente nos damos cuenta qué la meditación es el medio para llegar a una visión unificada del mundo. Somos capaces de ver el mundo y ver unicidad en lugar de división. En realidad, lo vemos por nosotros mismos; lo experimentamos. No estamos esperanzados o soñando con él: somos capaces de verlo. Y esta es la visión de Dios.

San Agustín dijo que el propósito de esta vida es restaurar la salud del ojo del corazón, por el cual Dios puede ser visto -en nosotros, en otros, en todos. Este es el propósito de esta vida.  Así que la meditación es el medio por el cual purificamos el corazón, restauramos la salud al ojo del corazón para que podamos reconocer y experimentar la presencia de Dios donde quiera que estemos, con quien quiera que estemos. Aún en medio de conflicto y discordia. La meditación nos da la oportunidad de asomarnos, a la experiencia de la unicidad, la unidad de la creación.

Conforme seguimos el sendero, encontramos la libertad de trascender las dualidades que de otra forma nos mantienen trabados, individual y colectivamente en conflicto, en sospecha, enojo y violencia -verbal, psicológica, o física. Vemos otro camino.

 

Después de la meditación: de Sabiduría 6: 12-14 en LA BIBLIA DE LA COMUNIDAD CRISTIANA (Claretiana: Quezcon City, Filipinas, 1997), pág. 924

La sabiduría siempre es luminosa y nunca dañada. Permite ser vista por aquellos que la aman y conocida por aquellos que la buscan. Se apresura a conocer a aquellos que la anhelan. Búscala en la mañana y no quedarás decepcionado. La encontrará sentada en tu puerta.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos