5 de agosto 2018

                                                          Photo credit: Thomas James Caldwell on Visual Hunt / CC BY-SA

Un fragmento de Laurence Freeman OSB, “Meditation”: en JESUS THE TEACHER WITHIN (Londres: Continuum, 2000), pág. 210


Uno de los frutos de la meditación es el regalo del discernimiento. El discernimiento acerca de lo que los medios nos están haciendo y diciendo, acerca de cuándo apagar la pantalla. Al crear el espacio de soledad a través de la práctica diaria, la meditación protege la dignidad de la privacidad individual. Como consecuencia, también desarrolla los valores sociales y personales de libertad y participación responsable en la toma de decisiones sociales. La pasividad y fatalismo que la saturación de los medios crea, es combatida por la meditación, al menos porque la gente sabia es menos propensa a la manipulación.

Meditamos en este mundo. Nuestra decisión de meditar representa nuestro compromiso a participar responsablemente aún en un mundo que se ha vuelto loco. Entrena el discernimiento y limita la intolerancia. Enseña fidelidad a la comunidad del Ser verdadero y por ello protege la dignidad humana. Cada vez que nos sentamos a meditar llevamos nuestro equipaje y el del mundo hacia el trabajo de la atención. Es una forma de amar al mundo del que formamos parte y contribuir a su bienestar. Precisamente porque es una forma de liberarnos, la meditación nos ayuda a reconocer y compartir la carga de la humanidad.

 

Después de la meditación: “True North” por Annie Lightfoot in IRON STRING (Monmouth, OR: Airlie Press, 2013), pág. 67

El VERDADERO NORTE

Tú eres la primera brújula, eres la aguja y la piedra, agua, y balde. Tú eres el remolcador de millas, la fuerza que convierte, y al fin eres la garantía que sigue a su propio punto plateado. Eres la vela arriba de la pequeña embarcación, su ángulo y su rumbo, la noche y la negrura de los vientos. Eres la cabeza inclinada, el dar y cesar, eres el tejido brillante y la gentileza de las manos. Eres todas las ciudades y todas las calles, eres el sereno y el pastor joven también, eres el miedo afilado, tu el corazón, que llega ileso.

Muchas cosas son ciertas, y esta es una de ellas:
Tú estabas ahí en el árbol grande en la mañana. Fuiste quien vio el desarrollo del tiempo verde. Estabas y estas ahí durante toda la duración de la canción.

 

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos