Cuaresma 2012. Martes de la 2da. Semana de Cuaresma

“El más grande entre ustedes debe ser vuestro sirviente. El que se exalte será humillado y el que se humille será exaltado”.

Qué ideal tan ridículo e inoperante. ¿Como podría algún sistema de gobierno u organización operar bajo este principio?

Por supuesto, todo aquel que tiene poder y autoridad afirma servir a la gente. Todos pretendemos ser más humildes de lo que somos. Pero en todas las relaciones hay proyecciones, actuaciones y juegos que juega la gente con o contra cada uno de ellos. En casi todos los juegos, a la gente le gusta ganar.

Así que antes que sepan lo que está pasando, el servicio se transforma en una frente de manipulación y la humildad se transforma en una forma de dominación. Las máscaras han caído, como en Siria y en Libia unos meses atrás –  o dondequiera que el amor por el poder sobre los demás se vea amenazado. Siempre hacen falta dos para bailar el tango, y pueden pasar décadas antes que los que son explotados reaccionen y se rebelen. Familias, corporaciones, naciones, todos jugamos el mismo juego de poder.

¿De donde proviene entonces esta enseñanza de Jesús y adonde apunta?

La relación saludable es por supuesto un proceso de doble vía y la química de múltiples relaciones tiene muchas dimensiones. Pero el principio fundamental de la salud en nuestras relaciones es la soledad. Si no podemos encontrar un momento para entrar en nuestra “habitación interior” o permitirnos ser guiados al desierto, no tendremos el desapego necesario para una buena relación. La soledad nos ayuda a encontrar nuestra razón de ser que es la base de toda relación. Solo cuando somos humillados por ese descubrimiento podremos darnos cuenta que todas las relaciones humanas se encuentran enraizadas en esa dimensión del ser. Todas las relaciones en el cosmos reflejan la relación central de ser uno mismo.

Jesús no  nos dice tan solo como debemos  comportarnos. El nos dice como es Dios.

 

Laurence Freeman OSB

Traducción de Teresa Decker

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