7 de octubre 2018

                                                          Photo credit: "φragments insoumis" on Visual hunt / CC BY-NC-ND

Un fragmento de John Main OSB, “Two Words from the Past”, en THE HEART OF CREATION (New York: Continuum, 1998), págs. 43-44


Un joven recientemente vino a verme y me preguntó: “¿Cómo puede soportar el ver por su ventana y ver lo mismo todos los días? ¿No lo enloquece? Tal vez la verdadera pregunto debería ser: “¿Cómo es que podemos tanto, viendo a través de la misma ventana todos los días? Los primeros padres sabían que el aburrimiento viene del deseo, el deseo para lograr la fama, o algo nuevo, o por una oportunidad de cambiar de ambiente o actividad, por relaciones diferentes, por certidumbre.

La oración pura encoje el deseo. En la quietud de la oración, cada vez más quietud conforme nos acercamos a la Fuente de todo lo que es, de todo lo que puede ser, estamos tan maravillados que no hay lugar para el deseo. No es que trascendamos el deseo, sino que sencillamente no hay lugar para el deseo dentro de nosotros. Todo nuestro espacio se llena con la maravilla de Dios. La atención que se encontraba dispersa en el deseo es recuperada y absorbida en Dios. (…)

Al meditar, dejamos ir al deseo de controlar, de poseer, de dominar. Por el contrario, buscamos ser quienes somos en realidad y ser la persona que en realidad somos, estamos abiertos al Dios que es.

 

Después de la meditación: “In January, One Morning” por Margaret Gibson en EARTH ELEGY: New and Selected Poems (Baton Rouge: LSU Press, 1997), pág. 200

Una mañana, en enero

El cambio en la luz te alerta-tu quieres
una creencia sencilla.
Soplando largo y constante a la leña por fuego
sigues la luz rebotando y moviéndose en sombras 
aladas, como si sobre el agua, continuamente más allá de si misma-
te das cuenta de que la forma de la luz es su propia
luminosidad.

Al salir del invierno hacia el verano, en campos tranquilos,
el viento se extiende de forma amplia y ligera-
anoche solo una veta abriste en la madera-
sale de las cápsulas vacías, de cada rajada 
y renta de este mundo creíble, tan limpia
que satisface.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos