Cuaresma 2012. Jueves de la 3ra. Semana de Cuaresma

"Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló.

Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios." Lucas 11:14–15

Siempre hay alguien que arruina la diversión, o piensa - como tantos en nuestros medios de comunicación - que el cinismo es la respuesta correcta.

En algún lugar escondido en nuestro ego, existe un mecanismo que se  activa cuando siente la expansión del espíritu. Intenta rebajarlo, alejarlo y controlarlo.

Uno debe estar atento a esta reacción tanto en uno mismo como en el grupo, porque no es un crítico real que habla la verdad desde el amor y que nunca deja de ver lo positivo.  Es un crítico falso que busca limitar y negar. Y una vez que comienza el crítico falso se vuelve contagioso.  De repente todos nos fijamos solamente en lo negativo y desconfiamos o rechazamos lo creativo.

En el evangelio de hoy, Jesus echa al diablo mudo y restaura el habla.  En el desierto, en la meditación, nos exponemos al poder del silencio verdadero. Cuando el silencio se encuentra con el diablo mudo, el diablo de temor y de orgullo que nos impide decir la verdad y nos hace brotar en palabras negativas, el diablo es demolido. El temor se disuelve y el orgullo se vuelve humildad.  Entonces cuando hablamos, si hablamos, será con palabras que edifican y restauran los corazones rotos y desalentados. Y estas palabras no dejaran de estar inmersos en el silencio desde donde fluyen.

 

 

Laurence Freeman OSB
Traducción de Mary Meyer

 

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