Cuaresma 2012. Viernes de la 3ra. Semana de Cuaresma.

“Me acuerdo que de novicia cantaba las palabras del himno matinal cada día: el día está lleno de esplendor. Revoloteaban alrededor de mi memoria como un jingle.  Un día me  di cuenta que tal vez realmente significaban algo. No eran tan solo una frase piadosa repetida durante siglos para mantener la mente medio comatosa, como ositos koalas espirituales mordisqueando hojas de eucalipto.”

Tal vez la persona que escribió estas palabras realmente sintió que había esplendor que llenaba cada día a pesar de la lectura emocional o geométrica del día.  Etty Hillesum se dio cuenta de esto aun en las condiciones más deprimentes y degradantes de la vida en el campo (de exterminio).  Y, si no estamos un poco mejor preparados para entender y verlo por nosotros mismos como resultado de las disciplinas de cuaresma, deberíamos extender la cuaresma hasta que podamos.

Cada día, no importa cuán estresado sea ni si trae buenas noticias o repite desilusiones, está incrustado con momentos de elocuente silencio, de gloria natural.  Puede ser el descenso dignificado de un sol invernal, la efusión brillante de color en un rojo hibisco, la apariencia tímida de una magnolia blanca o rosada al florecer perfumando el mundo, como una persona bella que se hace consciente de manera inocente de su propia belleza por primera vez.  Puede ser una sonrisa bondadosa, o la gracia de alguien contratado para hacer un servicio menor, una azafata que está presente a sí misma y a sus pasajeros, un policía que camina unos pasos contigo para darte instrucciones más claras, mientras sus colegas hacen su trabajo a regañadientes o con poca gracia.

Cuanto más de estos momentos espléndidos individuales ves, más ocurren. Te das cuenta que no son fenómenos aislados, ni momentos supernova de estrellas que mueren, sino la apariencia natural y universal del orden de las coas. Este esplendor es de hecho la naturaleza subyacente de la realidad.

Las disciplinas de cuaresma o la disciplina diaria del mantra son un precio pequeño para pagar por la entrada a este mundo real.

Laurence Freeman OSB 

Traducción de Mary Meyer

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