8 de septiembre 2019

                                                          Photo on VisualHunt

Un fragmento de Laurence Freeman OSB en ASPECTS OF LOVE (Londres: Medio Media, 1997), pág. 54


Podemos aprender a ver la realidad. El solo verla y vivirla es sanador. Nos lleva a un nuevo nivel de espontaneidad, la espontaneidad de un niño que aprecia la frescura de la vida, lo directo de la experiencia. Debemos recuperar esta espontaneidad para poder entrar al reino. Es la espontaneidad de la verdadera moral, de hacer lo correcto de forma natural, no vivir la vida basados en libros de reglas sino vivir nuestra vida basada en la única moral, la moral del amor. La experiencia del amor nos da una capacidad renovada de vivir nuestras vidas con menos esfuerzo. La vida deja de ser una lucha, se vuelve menos competitiva, menos adquisitiva, conforme nos abre aquello que hemos divisado de alguna forma a través del amor, que la esencia de nuestra naturaleza es alegre.  En lo más profundo somos seres alegres. Si tan solo podemos aprender a saborear los regalos de la vida y a ver lo que en realidad es, estaremos mejor equipados parar aceptar sus tribulaciones y su sufrimiento. Esto es lo que aprendemos suavemente, despacio, día a día, conforme meditamos.

 

Después de la meditación: “The Thing is” por Ellen Bass en MULES OF LOVE (Rochester NY: American Poets Continuum Series, No. 73, 2002), e-book location 865

La Cosa Es

amar la vida, amarla aun
cuando no tienes el estómago para ello
y todo lo que has querido
se derrumba como papel quemado en tus manos,
tu garganta llena de sus cenizas.
Cuando el dolor se sienta contigo, su calor tropical
espesando el aire, pesado como el agua
más adecuado para agallas que pulmones;
cuando el dolor te pesa como tu propia carne
solo más que ella, una obesidad de dolor,
piensas, ¿Cómo puede un cuerpo soportarlo?
Entonces sostienes la vida como una cara
entre las palmas de tus manos, una cara común,
sin una sonrisa amable, sin ojos violeta,
y tú dices, sí, te llevaré 
te amaré, otra vez.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos