Cuaresma 2012. Jueves de la 4ª Semana de Cuaresma

Si yo doy testimonio de mí mismo mi testimonio no es verdadero, hay otro que da testimonio de mí y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.

La humildad es una virtud curiosa porque lo real nunca se ve humilde. Hacerse de menos, conscientemente dejar que otros dominen, buscando la humillación, puede ganarte la aprobación de los demás - por lo general de aquellos que tienen una falsa inclinación religiosa. Aquellos que siempre están jugando un juego y no saben lo que es la vida real.

La verdadera humildad es inusualmente segura de sí misma.  Puede ser firme cuando sea necesario y se arriesga, casi invita a la mala interpretación.

Los humildes, como Jesús, son los que saben quiénes son, de dónde vienen y adónde van. El conocimiento propio de este tipo de personas hace que sea más fácil aceptar el rechazo porque no tienen nada que perder. No están escondidos detrás de la máscara de su personaje. Si no están controlados por cómo son vistos por los demás, tienen la libertad de la soledad real.

Sin embargo, en esa soledad del auto-conocimiento y humildad uno no está solo. "Hay otro”, como dijo Jesús. A partir de esta otredad que es nuestra intimidad más profunda surge la afirmación que necesitamos - el testimonio de lo que es verdad.

Para ser humildes, primero debemos trascender el ego. Afirmarse a uno mismo, sin que otro dé testimonio de ello, es inherentemente falso, no es auténtico. Siempre estaremos buscando el reconocimiento de nuestro martirio, de nuestro sacrificio. Algún día exigiremos hazañas para ello.  Pero sólo podemos conocernos a nosotros mismos porque sabemos que somos conocidos.

Este tipo de conocimiento también significa la experiencia de la aceptación. Alguien tiene que conocer los juegos que nuestro ego juega y no ser disuadido por ellos. Esto es amor.

Estar preparados para conducir por una calle de sentido único en dirección contraria si fuese realmente necesario. Uno podría incluso disfrutar de eso. Uno contra el mundo. Sin embargo, siempre sentirá que está mal, y que también es muy peligroso. Si encuentra a un auto viniendo en la otra dirección estará en peligro inmediato. El conocimiento de sí mismo (el término psicológico para la humildad) requiere un tráfico de dos vías.

El ser es un canal de comunión realizado en la comunicación veraz. No es suficiente dar cosas, incluso el tiempo, incluso la vida. Amar, ser un amigo, significa darse uno mismo. Sólo aquellos que se conocen a sí mismos y saben que se conocen, pueden hacer esto.

Laurence Freeman, OSB

Traducido por Mónica Thompson 

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