Miércoles de la segunda semana de Cuaresma 2020

¿Cuándo fue la última vez que leíste una novela? ¿O viste una serie de Netflix, que está reemplazando a las novelas para satisfacer nuestras necesidades de contar historias?

Se podría decir que la literatura occidental se origina en la imaginación que se aplica a todas las cosas que llenan el paso de la vida, desde las tareas y rutinas diarias hasta las tragedias y los tiempos de dicha. En la reflexión de ayer, pensé en cómo la mente, especialmente en tiempos de gran angustia, salta de escena en escena imaginaria probando diferentes versiones de la realidad. Un gran escritor selecciona entre esta abrumadora elección de universos paralelos y se enfoca en crear una versión convincente de uno de ellos. Un gran escritor también deja un rastro de la mente abarrotada en el orden que crea, una idea de todas las otras formas posibles en que los personajes y la historia podrían haberse desarrollado. Esto, curiosamente, es lo que hace que una buena historia parezca "real" y, por lo tanto, nos satisface.

Para muchos escritores modernos, la historia y el poner en orden el caos parecen secundarios a retratar la realidad de la imaginación inquieta. Nos dejan con una sensación de fluir sin final. Esto también es vanidad, la búsqueda del viento, como dice el Eclesiastés. Incluso las historias que no satisfacen nuestras expectativas de un comienzo, un medio y un fin, nos ayudan a dar sentido a la vida. Los poemas y la fotografía también son formas de hacer esto e incluso la música cuenta una historia sin palabras o imágenes.

Vivir en el momento puede no ser bueno para los novelistas. Necesitan flotar y deambular entre diferentes presentes posibles. Sin embargo, ellos también necesitan la disciplina de sentarse regularmente y domesticar la mente. Como nosotros, meditadores.

A pesar de la rápida globalización económica y el contagio de la cultura de Hollywood, el mundo sigue siendo un mosaico enigmático, irritante y maravilloso. Si nuestras mentes y nuestras vidas están llenas, ¿qué pasa con el planeta? Entonces, a pesar de la occidentalización del "Este", la erosión de sus culturas de sabiduría por el materialismo y el colapso cultural del "Oeste", todavía podemos hablar de estos dos hemisferios y agregarles las manifestaciones de la humanidad Norte y Sur. La mente y la cultura occidentales están formadas por la narración de historias, desde Homero y la Biblia en adelante, como una forma de conocer lo incognoscible y expresar lo inefable. Sin historias estaríamos tan solos como Adán sin animales.

En muchas ocasiones y en diferentes niveles, compartimos nuestra historia personal con otros como un signo de confianza y amor crecientes. El evangelio es la historia de una persona en quien lo interno y lo externo se convirtieron o siempre fueron extraordinariamente uno. Esa unidad, su Espíritu, continúa moviéndose entre nosotros en nuestros universos internos y externos. Abarca a la humanidad, ofreciéndose sin fuerza ni culpa. Si reconocemos esto, estamos caminando nuestra vida en sus pasos, y él en los nuestros, en una sabiduría siempre entrelazada con el amor. Su espíritu nos enseña a aceptar lo que sea, ahora, para separar la fantasía de la realidad. Ser fiel y no huir de nosotros mismos.

 

Laurence Freeman O.S.B.

Traducido por Mary Meyer, WCCM Paraguay

 

 

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