Lunes de la cuarta semana de Cuaresma 2020.

Los meditadores llegan a comprender que ‘la experiencia es la maestra’. Cuando dejan de confiar demasiado en fuentes externas de autoridad y comienzan a confiar en su propio corazón, llegan a saber lo que la experiencia en sí misma significa.  No sólo lo que sucede sino lo que sucede por lo que sucede.

Quiero decir, no solo lo que sucede durante la meditación sino lo que sucede en nosotros mismos y en la vida como un todo por causa de lo que sucedió en la meditación, aún si no lo vemos suceder todo el tiempo.

La meditación es una fuente de sabiduría porque nos enseña esta verdad tan simplemente. Nos ayuda a leer los signos y patrones de la vida y a leer el libro de la naturaleza en sí mismo. En un tiempo relativamente corto las personas alrededor del mundo han sido forzadas a permanecer en sus casas en lugar de correr, volar, conducir, ir de tiendas, comprar el último modelo y volver a casa a tirar a la basura el modelo anterior, gastar recursos y tiempo. Un poquito juzgador, pero tampoco me excluyo a mí mismo de todo esto.

A veces lo que leemos en el libro de la naturaleza es infantilmente obvio. Desde que estas restricciones han sido impuestas su impacto es aparente en las mediciones de polución en el norte de Italia recogidas por el Satélite Centinela de la Agencia Espacial Europea. Las emisiones de dióxido de nitrógeno (escapes vehiculares) han caído considerablemente. La polución en China, especialmente en Wuhan y la provincia de Hubei también cayó dramáticamente.

Esto es lo que está sucediendo, pero ¿qué está sucediendo a causa de lo que está sucediendo?

Luego de mi primera meditación esta mañana, tuve como es habitual, veinte minutos antes de la segunda. Usualmente leo en este tiempo, pero como la mañana estaba fresca y hermosa, caminé un poco y me encontré leyendo el libro de la naturaleza. No fue difícil. No tenía que medir emisiones de vehículos ni teologizar. El canto de los pájaros era suficiente, la pureza del aire y la lucidez del silencio. Un sonido que había oído antes sin identificarlo se volvió claro cuando un pájaro descendió abruptamente hacia mí y emitió una nota áspera y rara. Las ranas están comenzando su cacofonía. Y debido a la lluvia, el lago está maravillosamente lleno, y los peces se ven gorditos. Jean Christophe cortó el césped y su aroma nos promete los días cálidos que han de venir.

Con el Coronavirus, ¿nos está castigando la naturaleza por el modo en que la hemos tratado? Esa es una manera de decirlo. Que lo que está sucediendo es kármico. Pero lo que más está sucediendo es que podemos despertarnos a la infinita belleza de la naturaleza y del reino animal. ¿Quién no se enamora de lo bello? ¿Y quién puede hacerle daño a lo que ama mientras ama?

Así que caminé en el fresco aire matinal, en las fragancias y los sonidos, pensando también en los peligros que nos rodean y en la soledad y el miedo que tantos están sufriendo. Pensé en mis propios pecados. Pero, sobre todo, sentí la increíble gracia que restaura nuestra visión cuando nos hemos vuelto ciegos.

La belleza salvará al mundo.

 

Laurence Freeman O.S.B.

Traducción: Carina Conte, WCCM Uruguay

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