Cuaresma 2012. Jueves de la 5ª Semana de Cuaresma.

Las personas por lo general coinciden en que el ejercicio físico, al igual que la meditación, es algo bueno. Nos sentimos mejor física y mentalmente cuando hacemos ejercicio físico regularmente. 

 

Dependiendo de nuestro temperamento, puede ser una lucha constante el mantener una disciplina de ejercicio diario y quizás busquemos cualquier excusa para evitarlo, aun sabiendo que nos sentiremos mejor si lo hacemos. O, quizás, en una personalidad más compulsiva, podríamos estar tan obsesionados con el ejercicio, que nos sobrepasamos y hacemos que este juegue en nuestras vidas un papel más importante del que se merece.  Lo suficiente nunca es suficiente. Nunca estamos satisfechos. Siempre podemos estar en mejor condición física que otra persona.

Aquí hay ciertos parecidos con el ejercicio espiritual. También existe la necesidad de disciplina y también tiene obvios beneficios.  Pero muy pocas personas exageran, tratando de usar la vía rápida para llegar a la “iluminación”. Estos son extremistas espirituales que cuanto más exagerados son, más lejos están de su objetivo.  Existen también, por supuesto, extremistas religiosos, pero estas son personas que están escapando de algo desagradable – un problema personal o una situación política - y se vuelven a la religión utilizándola como una justificación para cualquier cosa que piensan les ayudará. Existen por supuesto extremistas espirituales, pero son más raros porque lo que se arriesga aquí es la salud y la cordura.

Por tanto es raro que la gente se convierta en adicta a la meditación (aunque dependiendo como siempre de lo que se entienda por “meditación”). La razón principal, sin embargo, es que la disciplina de la meditación incluye un inherente compromiso con la moderación y el camino del medio en todo, incluso en la práctica espiritual. La meditación es el regulador universal porque nos sintoniza con el espíritu que lo incluye todo y que está disponible para corregir cualquier desbalance o error siempre que estemos abiertos a él. La meditación es también inherentemente un compromiso a estar abiertos a la realidad tal como es, no como la percibimos.

Moderación y apertura. Los dos lados de la escalera a la felicidad y la paz. Y cada paso que tomemos es una profundización de nuestra capacidad para el amor. Esperemos que los 40 días en el desierto, que pronto terminarán, nos hayan enseñado eso. Si no, podemos, gracias al Espíritu, comprimir los 40 días dentro del momento presente, ahora, porque siempre nos ayuda compensar el tiempo perdido. Eso es la redención.

Laurence Freeman OSB

Traducido por Javier Cosp Fontclara

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