16 de agosto 2020

                                                Photo by analuisa gamboa on Unsplash

Un fragmento de Laurence Freeman OSB en JESUS THE TEACHER WITHIN (New York: Continuum, 2000), pág. 216


El único momento en que podemos encontrarnos con Dios es ahora, el único lugar es aquí.

La meditación es el proceso de llegar a casa, al aquí y ahora. Sin embargo, tan pronto nos sentamos a meditar, descubrimos lo poco de nosotros que está presente en realidad. […] Sentimientos de culpa o desaliento relacionados con nuestro grado de participación son irrelevantes. Aceptar el hecho de que la distracción es simplemente una etapa en el autoconocimiento y la auto aceptación: el mismo proceso que constituye el camino espiritual. En sus etapas tempranas, lo llamamos arrepentimiento, vernos y aceptarnos como realmente somos. Esto es por naturaleza aleccionador. La meditación rápidamente nos lleva a la humildad. Una y otra vez regresamos al mantra, aprendiendo conforme lo hacemos el significado de la humildad y fidelidad. Como el hijo pródigo, “regresamos a nuestros sentidos” no una vez sino todas las que sea necesario. Nos damos vuelta y regresamos a casa. Aprendemos quién en realidad nos da la bienvenida con humildad y con frecuencia nos llama a participar en la fiesta de la vida.

 

Después de la meditación: “Did This Ever Happen to You” por Franz Wright en GOD´S SILENCE (New York: Knoph, 2006), pág. 22

Una nube color mármol 
envolvió el sol y se detuvo,
una ardilla delgada cojeaba hacia mí
conforme cruzaba el parque vacío
y se congeló, la última
o la anterior a la última
hoja del otoño antes de que tocara
la tierra, con claridad impactante
escuché la voz de mi madre
pronunciar mi nombre. Y en un instante pasé
más allá de la tristeza y terror, y fui 
llevado 
hacia la oscuridad brillante
sin imágenes
de donde vine 
y soy. Nadie es
más fuerte que el perdón.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos