13 de septiembre 2020

                                                          Photo by Laura Barbato on Unsplash

Un fragmento de Laurence Freeman OSB, “Forgiveness and Compassion” en ASPECTS OF LOVE (Londres: MedioMedia/Arthur James, 1997), pág. 72, 73-74


Nada es más fácil, o da mayor satisfacción, que culpar a los demás por todo lo que está mal en nuestras vidas [o el mundo]. Esto es el principio de las persecuciones racistas, erradicación racial, y holocaustos. Este es el principio de las cacerías de brujas y toda clase de actos inhumanos personales o colectivos. Este es uno de los caminos más terribles de la naturaleza humana: que podemos sentir un placer perverso en culpar a los demás, proyectando nuestros problemas y defectos, haciéndolos chivos expiatorios. Sucede una y otra vez en el curso de la historia y de nuestras vidas personales. Es el lado oscuro de nuestra naturaleza.

Sin embargo, la oración profunda nos guía hacia fuera de la oscuridad. Nos permite perdonar. Nos dice que el único camino es el camino del perdón y el amor. De hecho, Jesús hace de esto la parte central de sus enseñanzas morales. Es todo lo que nos dice que hagamos: ámense los unos a los otros. Especialmente a los enemigos. […]

Nos damos cuenta de que la única forma de manejar la complejidad de las relaciones humanas es la sencillez del amor. En el amor no juzgamos, no competimos; aceptamos; aprendemos compasión. Y aprendemos a liberar la alegría interior del ser que irradia hacia afuera a través de nosotros, tocando a otros. Esto es el porque las comunidades, las familias, y los matrimonios no existen solo para la perfección de las personas en esas relaciones inmediatas. Existen también par irradiar amor más allá de sí mismas… para tocar a todos aquellos que tienen contacto con ellos.

 

Después de la meditación, un fragmento de “Traditional Irish Blessing” en EARTH PRAYERS: 365 Prayers, Poems and Invocations from Around the World, editado por Elizabeth Roberts y Elias Amidon (New York: HarperCollins, 1991), págs. 204.

Que la bendición de la luz caiga sobre ti, luz afuera y luz adentro. Que el sol bendecido brille sobre ti y caliente tu corazón hasta que brille como una gran hoguera, para que los extraños puedan venir y calentarse contigo, y también los amigos.

Y que la luz brille de tus ojos, como un candil puesto en las ventanas de la casa, invitando a los vagabundos a protegerse en ella de la tormenta.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos