16 de diciembre 2012

Un mensaje especial de Navidad de Laurence Freeman OSB, director de la Comunidad Mundial para la Meditacion Cristiana (del año 2002) para los miembros del Grupo Semanal de Meditadores por Internet y para todos los meditadores de la Comunidad.

 

Como un recordatorio de que no hay una falsa consolación en el cristianismo, las lecturas de la Iglesia para este tiempo anterior a Navidad tienen una calidad apocalíptica. A veces pareciera que tratan más sobre finales que sobre el nuevo gran principio que está a punto de aparecer en el mundo.

Hasta el nacimiento de Jesús hemos confrontado el turbulento fin del viejo orden mundial, la muerte de los viejos dioses de este mundo. Y los dioses viejos, como sabemos por nuestras propias vidas, no mueren fácilmente. Qué lucha tan fuerte dan estos dioses ancestrales y sus ‘tronos y dominaciones’ conforme sienten cercano su fin. 

La otra noche escuché a una mujer israelita del movimiento Paz Ahora – Peace Now - dar una conferencia. Describió ese horrible regreso al terror que ha sucedido a causa de la violencia en ambos lados de la frontera Palestino-Israelí. La intimidación por las tropas ocupadoras de Israel está escalando y los israelíes que llevan a sus hijos a la escuela tienen terror de estacionarse cerca de un autobús en una calle congestionada. La mayoría en ambos lados favorece un acuerdo no violento, pero también creen que no hay como hacerlo. Los viejos dioses son los poderes de la guerra y la separación, la violencia reactiva, el miedo y la desconfianza crónica. En la tierra del nacimiento de Jesús siguen aparentemente teniendo el control.

La mujer habló fría y racionalmente, con humor judío enfrente de la tragedia pero sobre todo, con esperanza. Recordé que la esperanza no es la fantasía o el deseo de un final feliz sino la convicción interior, más profunda que la razón y más cercana, tal vez, de saber que siempre sucederá lo mejor. Es la visión penetrante de la Madre Juliana – Juliana de Norwich - que nace de su profunda experiencia con la Cruz de que ‘todo va a estar bien y todas las cosas van a estar bien’.

¿Qué puede ser más poderoso que encontrarnos con los ojos de un niño que buscan y clarifican nuestras propias profundidades sin miedo o desconfianza para convencernos?

Los políticos y algunos líderes religiosos pueden hacerlo. Los filósofos pierden el hilo rápidamente. Los piadosos nunca lo entienden. Lo divino se expresa con una abrumadora plenitud de renovada inocencia. La meditacion renueva nuestra inocencia. El nacimiento que tuvo lugar en Belén también tiene lugar, si lo permitimos, en el pesebre de nuestro corazón. Solo tenemos que decir, como María, la mujer de la esperanza, ‘déjalo ser’.  Y este es el significado de nuestro mantra.

Después de la meditación, del evangelio de Juan 1:1-5

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

 

Traducido por Enrique Lavin