6 de enero 2013

Un extracto del libro MONASTERY WITHOUT WALLS, capítulo “The oceans of God”, de John Main OSB, (Norwich: Canterbury, 2006) pág. 222-223

 

Nuestra vida es una unidad porque lo que es real en ella está centrado en el misterio de Dios. Pero para conocer su unidad tenemos que ver a través de nosotros con una perspectiva mucho mayor que cuando domina el propio interés.

Solamente cuando superamos nuestro interés personal y nuestra propia consciencia, esta extensa perspectiva comienza a abrirse.

Otra manera de decir que nuestra visión se expande es decir que comenzamos a ver a través de las meras apariencias, hacia la profundidad de las cosas. No solo tiene que ver la profundidad y el significado en relación a nosotros mismos, sino la profundidad en relación a la totalidad a la que pertenecemos. Esto es un camino hacia nuestro propio conocimiento y es el por qué del verdadero autoconocimiento, que es idéntico a la verdadera humildad. La meditación nos introduce a esta preciosa forma de autoconocimiento.

Es lo que nos habilita para pasar a través de la mera objetividad, la mera mirada hacia el misterio de Dios como observadores, y entrar en el misterio en sí mismo. La toma de conciencia se transforma en sabiduría cuando entramos en el silencio, la “nube” del misterio, y cuando lo sabemos, no solo por análisis mental y definición, sino por participación directa en el corazón, en el espíritu de Cristo.

Aprendemos por este paso en la meditación lo que no podemos aprender de otra manera y que es irreconocible mientras dudemos en convertirnos en peregrinos del espíritu.

 

Después de la meditación: De “New Year Resolve” por  May Sarton, COLLECTED POEMS (Nueva York: Norton, 1993) impreso en THE WRITER´S ALMANAC para el 30 de diciembre de 2012.

 

PROPOSITO DEL AÑO NUEVO    

Este tiempo ha llegado

Para acabar con el desorden

Para desordenar mi mente

Como sucia nieve,

Barrerla y encontrar

Tiempos claros, agua clara.

 

Tiempo para el cambio,

Dejar entrar al silencio como gato

Sentado a mi puerta

Ni salvaje ni extraño

Deseoso de comida de mi despensa

Y tiritando en el tapete.

 

Deja entrar al silencio.

Apenas hablará o maullará,

Dormirá en mi cama

Y todo lo que siempre fui

Sea falso o verdadero

Vivirá nuevamente en mi cabeza.

 

Traducido por Isabel Arçapalo