17 de marzo 2013

Extracto de Fr. Laurence Freeman: Dearest Friends, January 1997 WCCM International Newsletter

La Meditación trata acerca de vivir en el momento de Cristo, tal como John Main entendió tan profundamente. No se trata de pensar en cómo era Cristo o cómo vendrá, sino de estar con Él ahora y ser transformados en su ser.

No es un momento histórico estático, sino que fluye y florece, a la vez que es un desdoblamiento del misterio del Ser mismo…

Practicar la meditación es la única manera de saber qué significa la meditación y cómo su significado es más de lo que le parece a los que quieren un resultado a corto plazo y mucho, mucho más de lo que piensan los que piensan que por meditar están haciendo que algo suceda. Al aprender a meditar entendemos cómo debemos decir el mantra y la manera en que decimos el mantra es como somos, como amamos y la forma en que amamos cada día.

Deberíamos decir el mantra sin impaciencia, sin fuerza y sin ninguna intención de violencia. El propósito del mantra no es bloquear los pensamientos. No es un aparato para hacer eso. Si somos atacados por pensamientos mientras meditamos, ponemos la otra mejilla. Al decir gentilmente el mantra aprendemos del que es gentil y humilde de corazón… Nuestras vidas serán día por día el comentario sobre nuestra oración. Nuestra oración ya no consistirá en comentar todo el tiempo sobre nuestras vidas. Nos habremos convertido permanentemente en oración, y eso es el objetivo del camino cristiano.

 

Después de la meditación: Rumi, Extracto de “Love with No Object,” THE SOUL OF RUMI, tr. Coleman Barks (New York: HarperCollins, 2001), p. 168.

 

¿Has visto a alguien que

se enamore de su propia sombra? Eso es lo que hemos hecho. Dejar

amores parciales y encontrar aquél

que es pleno. ¿Dónde hay alguien que pueda hacer eso? Son tan raros

esos corazones que llevan

la bendición y la extienden sobre todo. Extiende tu

capa de mendigo y acepta

su generosidad. Cualquier cosa que no venga de ahí dañará la tela,

como una piedra afilada que rasga tu sinceridad. Manténla intacta, usa

claridad y llámalo discernimiento.

Tienes dentro una fuerza que decide, que sabe qué recibir y qué no.

 

Traducido por Enrique Lavin