14 de julio 2013

Un extracto de Laurence Freeman OSB, Jesus the Teacher Within (New York: Continuum, 2000), pp. 62-63.

La nueva clase de vida que la Resurrección hace posible, no se basa en la evidencia forense de la tumba vacía o la evidencia circunstancial de las apariciones.

 

La evidencia se encuentra en la vida diaria. Tener fe en la Resurrección no es de locos… se trata de una clase particular de racionalidad y sentido. Las ideas de lo que constituye la razón son históricamente variables. Así como el amor, la fe en la Resurrección tiene su propia razonabilidad y calidad de ser, un grado elevado de plenitud que se atrapa más que se enseña. Las experiencias, aun las apariciones de la Resurrección, vienen y van. Se vuelven memorias. Nosotros, sin embargo, conocemos la Resurrección en lo que los discípulos llaman el “Dia de Cristo.” Es el momento presente iluminado por la habilidad de la fe para ver lo invisible, reconocer lo obvio. Como escribió Simone Weil, “El viene a nosotros escondido y la salvación consiste en reconocerlo”.

La pregunta que Jesús hace “¿Y quién dicen Uds. que soy yo? Es el regalo del rabuní: el mismo acto de preguntarlo nos otorga la “gracia del gurú”.

En cada época su pregunta es el regalo que espera ser recibido. Su poder simple y sutil que consiste en despertar nuestro propio conocimiento de la experiencia de la Resurrección es perenne. Santo Tomás habla en presente cuando se refiere a la Resurrección. Lo podemos entender como diciendo que la Resurrección… trasciende todas las categorías de espacio y tiempo. De una manera similar, los íconos de la Resurrección en la tradición ortodoxa sugieren la misma trascendencia y muestran que el poder que levantó a Jesús está continuamente presente y activo.

El trabajo esencial de un maestro espiritual consiste solamente en esto: no en decirnos qué hacer sino ayudarnos a ver quiénes somos. El yo que vamos conociendo a través de su gracia no es un pequeño y separado ego fijado a sus memorias, deseos y miedos. Es un campo de consciencia similar e indivisible a la Consciencia que es el Dios tanto de la revelación cósmica y bíblica por igual: aquél que es el gran YO SOY.

 

Después de la meditación: W. S. Merwin, “To Finding Again,” PRESENT COMPANY (Port Townsend, WA: Copper Canyon Press, 2005) pp. 114-115.

A encontrar de nuevo

 

Todo lo demás ha de haber cambiado

y debe ser diferente

para cuando aparezcas

más que nunca igual

tomándome por sorpresa

en mi diferencia

mi edad

después de que llegué

al final

de creer en ti

al final de la esperanza

que no era siquiera

el primero de los cambios.

 

Traducido por Enrique Lavin.