1er. domingo de Adviento 2014

Primer Domingo de Adviento

Hay dos estaciones de expectativa, de espera de vigilia, en el año cristiano que comienza hoy: Adviento y Cuaresma. En Adviento la expectativa es de un nuevo nacimiento. Al igual que todos los partos que cambian la vida de todos los interesados, todos se ven afectados por él. En este nacimiento las repercusiones son universales, la familia que cambia es la humanidad entera. El gran cambio que ocurre en una serie de eventos que tocan nuestra naturaleza en formas más radicales que podemos imaginar - incluso en esta era de la ingeniería genética -.

Cuatro veces en el corto evangelio de hoy Jesús dice `¡Velad!´. En cualquier período de espera la tentación de nuestra vigilia es dejarla al borde de convertirse en aburrida. Nos derrumbamos en la corriente de lo mundano, pero perdemos la verdadera maravilla del mundo: que nosotros mismos estamos naciendo en cada día.

 

Incluso podemos sentir como si en nuestro sonambulismo estamos prefiriendo vivir en el presente en lugar de esperar a algún evento futuro. Los sueños son muy persuasivos.

Nos volvemos aburridos y somnolientos cuando permitimos que nuestras vidas desciendan a la superficialidad, impulsados por las reacciones a eventos pasajeros. Antes de darnos cuenta que hemos dormido veinte años, pensamos que éramos conscientes simplemente porque estábamos ocupados - todo el tiempo perdiendo de vista lo principal. Y esto es, que no estamos esperando a que algo suceda en el futuro, sino despertando a lo que está sucediendo ahora.

En niveles cada vez más profundos de la conciencia esto sucede. A medida que despertamos más, en cada nivel se hace mayor la maravilla de la presencia que  estalla en la existencia del ser puro. La espera no es temporal. Es la pulsación de Dios en el corazón de la creación que en un momento dado se convierte en un ritmo humano simple, único. El nacimiento de Dios en el tiempo humano.

Permanecer activo y meditar. Podríamos hacer que el objetivo de esta corta temporada - meditar dos veces al día y no perder el momento de cualquier día en la fantasía, porque lo que estamos esperando y está llegando a nosotros desde todos  lados, desde el pasado y el futuro, es tan real.

Jesús dijo a sus discípulos `así, pues, estén atentos porque nunca se sabe cuándo llegará el momento´.

 

Laurence Freeman OSB

 

Traducción Marina Müller

 

 

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