23 de noviembre 2014

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

De John Main OSB, “Soltando el Ancla”, LA PALABRA HECHA CARNE (Norwich: Canterbury, 2009) págs. 42-43

Repetir el mantra es como soltar el ancla. Cae en las profundidades de nuestro ser, es ahí donde tenemos que ir, muy lejos de la superficie… Estamos tan atrapados en manejar todo lo que está pasando en la superficie que no nos damos el tiempo suficiente para hacernos a un lado de estas preocupaciones pasajeras. Estrés, ansiedad, depresión son invocadas como razones para evitar la meditación, (porque parece que no tenemos tiempo). Pero tiempo es lo que tenemos para dar, cada mañana y anochecer. Piensa en ello no como tiempo para “hacer” meditación sino como tiempo para ser (…)


Este es el ataque más efectivo sobre el egoísmo. De otra forma asumimos que nuestras ideas, pensamientos y fantasías son de importancia suprema. En realidad nos identificamos con ellas con mucha frecuencia. En la meditación aprendemos a dejarlas ir para que podamos ser. Y una vez que tocamos el fondo de nuestro ser, hacemos un descubrimiento extraordinario. No somos nuestras ideas y proyecciones del ego… El descubrimiento hacia el que estamos destinados una vez que empezamos a meditar es una vez que estamos verdaderamente anclados en nuestro ser, estamos anclados en Dios.

Este es un momento absolutamente humano, y no sabremos lo que es ser verdaderamente humanos hasta lo hayamos experimentado. Sin embargo, al mismo tiempo, descubrimos nuestra inmensa fragilidad.

Podemos ser zarandeados fácilmente por las tormentas de la vida. Pocas personas han escapado alguna experiencia de naufragio. Sin embargo junto a este encuentro con nuestra vulnerabilidad y maltrecha dignidad, lo cual requiere de mucho valor para aceptar, también viene con ello el descubrimiento de nuestro potencial infinito. Nuestro destino requiere que cada uno de nosotros  entremos en la profundidad de nuestro ser. Es una llamada a ser uno con Dios. El significado de este destino es que ya no tenemos que vivir vidas aisladas y auto-denigrantes. Podemos vivir en armonía resonante con otros, con Dios.

Significa que estamos llamados  a vivir en un estado de expansión constante más allá de las fronteras de nuestro ser limitado (…) (esto es) posible porque cada persona posee dentro de sí la energía y la consciencia necesarias para derrotar la soledad, el egoísmo y la muerte. A través de nuestra meditación diaria nos convertimos en uno con a energía divina y la consciencia. Es el poder del Espíritu que nos expande hacia la generosidad, el amor y ciertamente hacia la eternidad, lo que significa vida sin límites.

Después de la meditación: Rainer Maria Rilke en THE ENLIGHTENED HEART: An Anthology of Sacred Poetry, ed. Stephen Mitchell (New York: Harper, 1989) pág. 144

Ah, no ser repudiado,

No a través de la menor división

Excluido de la ley de las estrellas

Lo interior-¿Qué es?

Si no intensificado por el cielo,

Lanzado con pájaros y profundidad

Con los vientos de regreso a casa.

Traducción: Guillermo Lagos