9 de noviembre 2014

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

Extracto de  John Main OSB, “The Silence of Love,” WORD MADE FLESH (Norwich:Canterbury, 2009), pp. 29-30.

El lenguaje es tan débil para explicar la plenitud del misterio. Por eso el absoluto silencio de la meditación es tan importante. No tratamos de pensar en Dios, hablar con Dios o imaginar a Dios. Nos quedamos en ese impresionante silencio abiertos al silencio eterno de Dios. Descubrimos, al meditar, a través de la práctica y siendo enseñados diariamente por la experiencia, que este es el ambiente natural para todos. Somos creados para esto y nuestro ser florece y se expande en ese silencio eterno.

Como palabra, ‘Silencio”, sin embargo, falsifica la experiencia y posiblemente aleje a mucha gente, porque sugiere una experiencia negativa, la privación del sonido o del lenguaje. La gente teme que el silencio de la meditacion sea regresivo. Pero la experiencia y la tradición nos enseñan que el silencio de la oración no es el estado pre-lingüístico sino el estado post-lingüístico en el que el lenguaje ha completado su objetivo de señalarnos como pasar a través de él y trascenderlo así como a todo el entorno de la consciencia mental. El silencio eterno no está privado de nada ni tampoco nos priva de nada. Es el silencio del amor, de la aceptación sin calificar e incondicional…

Nos sabemos amados y por tanto amamos. La meditacion es acerca de completar este círculo de amor. Al abrirnos al Espíritu que habita nuestro corazón y que en silencio nos ama a todos, comenzamos nuestro camino de fe…dejamos ir  todo lo que queremos, todo lo que sabemos…lo dejamos ir en el abandono de la pobreza, y entonces somos libres para lanzarnos a las profundidades del misterio que es el amor…

Después de la meditación,  Mary Oliver, “The Company of Trees,”-La compañía de los árboles - in BLUE HORSES (New York: Penguin, 2014), pp. 77-78.

La Compañía de los Árboles
No hay rey en su país
Y tampoco reina
Ni príncipes peleando el poder,
Inventando corrupción,
Así como con nosotros muchos niños nacen
Y algunos vivirán y otros morirán y el país seguirá.
El clima siempre será importante.
Y siempre habrá lugar para el débil, las violetas y la sanguinaria (*)
Cuando hace frio les daremos mantas de hojas
Cuando hace calor les daremos sombra
Y no por culpabilidad o para deducir impuestos,
 Sino por el gusto de sus colores, sus pequeñas caras de flor.
No son como nosotros. Algunos morirán y serán convertidos en establos o casas,
Puentes y bardas.
Otros perdurarán por años, 
Y ni uno dirá una sola palabra de queja,
Como si el lenguaje, después de todo,
No trabajara bien de sobra y estuviera en una etapa inicial.
Y nunca tienen preguntas a los dioses – 
Quién es el verdadero y cuál es el plan.
Como si ya lo supieran todo,
Y están contentos.

(*) Sanguinaria es una flor común en la costa Este de Estados Unidos y Canadá – Bloodroot – de la familia de las magnolias.