11 de enero 2015

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

Un extracto de John Main OSB. “Healthiness of Spirit” en FULLY ALIVE, Meditatio  Talk Series 2011-D, Oct-Dic (London: WCCM, 2011) Pag. 9-10

Un espíritu humano que está saludable demanda expansión. Todos necesitamos espacio para respirar, para expandirnos, para llenar nuestras vidas con verdad, con amor. Y si estamos sanos, sabemos que debemos cruzar la frontera hacia lo que está más allá.

El espíritu que está sano es el espíritu de un explorador. No estamos aterrorizados por el más allá. No estamos muy cansados para buscar lo que está adelante. El espíritu que está verdaderamente sano sabe que no hay futuro para nosotros a menos que vayamos tras él con todo el corazón.

La meditación es sencillamente un camino para llegar a la salud básica del espíritu, al estado  en donde  nuestro espíritu no es asaltado y rebajado bajo el peso de la trivialidad o lo que es meramente material; A un estado en donde, porque estamos  abiertos a la verdad y al amor máximos, estamos llamado más allá de la simple trivialidad. Estamos llamados a vivir la vida no en lo superficial sino en la fuente.
La última frontera que estamos llamados a cruzar es la frontera de nuestra propia identidad, la frontera, en otras palabras, de nuestra propia limitación, nuestro aislamiento. Ser uno con todos, ser uno con el Todo. Para practicar en las profundidades de nuestro ser, a lo que Jesús continuamente nos convoca: aquella persona que quiera encontrar su vida primero debe perderla. 

La disciplina del mantra y la disciplina del retorno cotidiano a la oración es simplemente el compromiso a alejarnos de todo lo pasajero y a vivir nuestra vida desde la fuente de nuestro ser.
Es por esto que debemos dejar atrás todas las imágenes, todos los pensamientos, todas las ideas y las imaginaciones; y debemos permanecer en silencio, tan profundamente silenciosos como podamos, en la presencia del autor de nuestra vida, el autor del amor. 

Después de la meditación: Un extracto de Christopher Hedges, “Acts of Love” en Truthdig.com, publicado el 2/19/12

El ser humano aislado nunca puede ser plenamente humano. Y para aquellos que están distanciados de los demás, aquellos enajenados del mundo que los rodea, las falsas alianzas de la raza, nacionalismo, las gloriosas causas, de clase y género, compiten con  la gran seducción, en contra de la alianza del amor. Estas alianzas falsas- y las vemos mostradas como incentivos ante nosotros diariamente- están basadas en la exclusión y el odio en vez de la universalidad. Estas falsas alianzas no nos llaman a la humildad y la compasión, al reconocimiento de nuestras propias imperfecciones,  sino a una forma de auto-exaltación disfrazada como amor. Aquellos más capaces de desafiar estas falsas alianzas son aquellos que están anclados en el amor….
 

Traducción: Guillermo Lagos