1 de febrero 2015

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

De Laurence Freeman OSB, “Forgiveness and Compassion,” ASPECTS OF LOVE (London: Arthur James, 1997), pp. 72-74.

El único camino para tratar con la complejidad de las relaciones humanas es simplemente aprender a amar. Aprendemos que el amor es la fuerza unificadora en cada relación humana, así sea una relación con aquellos cercanos a nosotros, o con aquellos que nos han herido…o la manera como nos relacionamos con la humanidad en general, con los desposeídos de la calle o con el sufrimiento que vemos diario en los medios. Aprendemos que es el mismo amor que nos relaciona con todo esto. El único camino para tratar con la complejidad de las relaciones humanas es la simplicidad del amor. Al amar no juzgamos ni competimos; aceptamos, reverenciamos y aprendemos compasión. Al aprender a amar a los otros, liberamos la energía interna de ser que irradia hacia afuera a través de nosotros, tocando a los otros a través de nuestras relaciones. Esto es lo que hace que comunidades, familias y matrimonios no existan solamente para la perfección de las personas en esas relaciones. Existen también para irradiar amor…trascendiendo, irradiando alegría, esa simplicidad del amor más allá de ellos, tocando a todos los que entran en contacto con él. 

Esa fue la visión de comunidad humana que tuvo John Main. Esa comunidad se hace posible por el compromiso que cada uno hacemos en la soledad, con la más profunda relación de nuestras vidas, que es nuestra relación con Dios. Por eso es que al aprender a amar a otros, llegamos a una nueva percepción de la unidad de la creación y de la simplicidad básica de la vida. Vemos lo que significa decir que el amor cubre una multitud de pecados. El perdón es el poder más revolucionario y transformador de que somos capaces. Nos enseña que el amor es la dinámica esencial de toda relación, la más íntima y la más antagonista a la vez que casual. Es el mismo carácter ordinario de nuestra meditación que nos revela lo universal que es el camino de la meditación.

Después de meditar: Wendell Berry, WHAT ARE PEOPLE FOR (Berkeley, CA: Counterpoint, 2010); mencionado en Brain Pickings.org, 12.21.2014

Existe el mal trabajo del orgullo. También el de la desesperación – pobremente hechos desde el fracaso de la esperanza o la visión. La desesperanza es el tener poca responsabilidad y el orgullo es el tener demasiada. El trabajo mal hecho de la desesperanza y el trabajo sin sentido del orgullo de igual modo traicionan la Creación. Son desperdicios de vida. Para la desesperanza no hay perdón ni tampoco para el orgullo. ¿Quién que está en soledad puede perdonar? Pero el buen trabajo encuentra el camino entre el orgullo y la desesperanza. Crece en gracia con salud y se sana con gracia. Preserva el don para que siga siendo un regalo. A través de el perdemos soledad: tomamos las manos de los que han ido antes que nosotros y las de los que nos siguen; entramos en el circulo de los brazos de cada uno, y mientras más grande es este círculo de amantes unidos por las manos en una danza, más grande el circulo de todas las creaturas que entran y salen de la vida, que se mueven también en una danza con una música tan sutil y vasta que ningún oído la escucha más que en fragmentos.

Traducción Enrique Lavin