Miércoles de la 1ª semana de Cuaresma 2015. 25 de febrero.

Lucas 11: 28,32: ...cuando Jonás predicaba que se arrepintieran; pero hay algo mayor que Jonás aquí

 

Es difícil cambiar la mente (el significado real de arrepentirse) cuando ya lo has elaborado.  A menudo nosotros profundizamos nuestra actitud y resistimos, simplemente para evitar cambiar planes o formas de percepción. Temperamentalmente, algunas personas son casi imposibles de ceder una vez que han decidido un curso de acción, porque  fácilmente podemos confiar en nuestros planes para darnos una sensación de control y seguridad. Hacer unos pequeños cambios les hace sentir inseguros sobre muchas cosas y hasta les envía señales de advertencia allá en lo profundo de las cavernas en donde se esconde nuestro miedo a la muerte.

Cuando se refiere a nuestro carácter o personalidad, formados por años de experiencia, parece aún más difícil efectuar cambios. Esto ha sido por mucho tiempo científicamente justificado por la convicción de que el cerebro humano no puede cambiar mucho después de la pubertad. Hemos sido “formateados” para toda la vida en una edad juvenil.

Pero hoy día la neurobiología ha descubierto que la plasticidad de los cerebros es extraordinaria, se pueden adaptar juvenilmente a lo largo de nuestra jornada de vida.

Por lo tanto, no hay excusas. Jonás era un profeta (nacido en las cercanías de Nazareth) y Jesús se refiere a él para ilustrar cómo, una vez más, las mentes de las gentes se rehusaban a abrirse (es la condición previa al cambio) a lo que el profeta tenía que enseñarles. Nosotros tenemos toda clase de modos de resistir al cambio: la negación, la agresividad y la dilación, entre los favoritos.

Cambiar/arrepentirnos significa, no solo cambiar el contenido de nuestras creencias e ideas, sino el verdadero modo de percepción a través del cual opera el subconsciente.

Repetir el mantra nos aleja de esas resistencias y miedos afectando primero la calidad de percepción, mediante la visión de lo que es realmente. Luego el comportamiento cambia. Después, los pensamientos. Un cambio radical ocurre sin esfuerzo: la simplicidad radical con amor sin límites, incrementándose diariamente. Ese es el significado de “arrepentimiento”.

Traducción: Marta Geymayr

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