Martes de la 3ª semana de cuaresma 2015. 10 de marzo

Mateo 18:21-35: El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.

A esto le llamaríamos reestructurar la deuda. Y podría ahorrar mucho tiempo y política si lo practicaran los ricos hacia los pobres en nuestra economía global. Pero ningún argumento verbal lo conseguirá.

Para una revisión tan radical de las políticas se necesita familiaridad con las fuerzas del silencio.

Una nueva práctica para tomar en cuenta aun a la mitad del período de la Cuaresma es el silencio. El silencio es el mayor de los maestros. Hablar o pensar acerca del silencio puede ser contraproducente e inclusive conducir a argumentos acerca de las diferentes maneras de acercarnos al silencio. Esto es porque - obviamente - el silencio no necesita ser hablado. Adivinanza: Cuando dices mi nombre desaparezco. ¿Qué soy?

Sin embargo, es necesario pensar acerca de lo que significa el silencio porque de otra manera tal vez nunca lleguemos a estar conscientes de su existencia. Esto es cada vez más cierto en nuestra severamente distraída cultura. La distracción es ruido innecesario.

Recientemente tomé un avión para hacer un vuelo largo y me descorazoné al ver que me tocaba estar sentado junto a dos jóvenes hermanos que lucían bastante revoltosos. Sin embargo, por ocho horas estuvieron totalmente atarantados y sedados por una combinación de juegos en sus iPads y las pantallas de televisión, que estuvieron usando continua y simultáneamente. Quiere decir que pude meditar, leer y dormitar durante el vuelo, pero lo que me sugirió acerca del ruido y la sobreestimulación que llena las mentes de los jóvenes me preocupó mucho.

Si nuestro ambiente natural no tiene silencio, ¿cómo vamos a poder entender qué es? Sabremos que hemos perdido algo, pero no tendremos una palabra para ello. El silencio sólo significará que el audio no sirve. Así que debemos hablar sobe el silencio. La manera como lo comunicaremos será a través de la repetición, hasta que nos caiga la moneda dentro del pozo sin fondo del silencio. La meditación nos restaura a la experiencia del silencio. Nos enseña que la repetición consciente y fiel nos conduce hacia dentro del silencio al calmar nuestra mente y nuestro deseo.

Así que repito, el silencio es el mayor de los maestros. Sana, restaura, refresca, re energiza, inspira, afila, aclara, simplifica. Este es el medio de la verdad. Y es la fuente de la simple y pura Palabra que a la vez comunica perfectamente y nos conduce de regreso a ella. Si conscientemente apagamos la televisión o la computadora, usamos sólo el vocabulario necesario, evitamos mirar posters con anuncios, miramos a las personas con amor a sus ojos, estamos reforzando el mismo trabajo directo de silencio al que regresamos durante nuestra meditación. Y estaremos haciendo del mundo un lugar más silencioso y consciente.

Laurence Freeman OSB

Traducido por Enrique Lavín

 

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