Martes de la 5ª semana de cuaresma 2015. 24 de marzo

Juan 8: 21-30: Yo no pertenezco a este mundo.      

Depende de lo que queramos decir con “pertenecer”, pero tal vez nadie sienta que pertenece realmente a este mundo incluso si nos aferramos a él, haciendo que nos sirva e intentando conseguir su aceptación.

Hace algunos años conocí a una política en crisis. Ella ocupó cargos en las altas esferas del poder, y controló y tiró de muchas palancas. De ninguna manera había perdido todo su idealismo en el proceso, pero fue sintonizándose finamente con las realidades de la política entendida como el arte de lo posible. Fue una sobreviviente, y cuanto más sobrevivía más ambiciosa se volvía.

Sobrevivir era equivalente a tener éxito, y aún si este éxito era de corta duración, se iba volviendo adictivo. Entonces su mandato terminó y quedó en tierra de nadie en la política, donde ninguna carrera ha durado mucho, sin referencias, responsabilidad o contacto con los temas candentes de la actualidad.

Esta mujer política tuvo una pausa para pensar, e incluso durante la experiencia de estar “fuera del poder” desarrollaba nuevas esperanzas y estrategias sobre cómo reingresar al campo. Esta pausa es similar a la oportunidad que tienen los estudiantes de posgrado en el quiebre de sus carreras cuando estudian para volverse un producto más cotizado en el mercado pero a la vez esto repercute en el sentido de su vida y su trabajo.

Este desapego necesario de las fuerzas del mercado del poder y el egotismo puede, sin embargo, ser cultivado aún mientras se esté involucrado con estas fuerzas. Podemos llamarlo “cultivo del desapego”, que nos permite ver y relacionarnos con el mundo tal cual es, por “meditación regular”. Aprender cómo meditar regularmente es lo que llamamos ascetismo, práctica o disciplina espiritual.

La Cuaresma se trata en primer lugar de recordar que necesitamos una disciplina así en nuestras vidas, porque el mundo como lo vemos ya no puede proveernos éxito permanente e inmortalidad. Nosotros nos relacionamos con el mundo real tan pronto como podamos decir “yo no pertenezco a este mundo”. Solo entonces tendremos algo útil para darle al mundo y servir a los otros en la guerra de poderes.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Leonardo Fabián Toriggia

 

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