5 de abril 2015

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

De John Main OSB, "The Present Christ” (April 1981), MONASTERY WITHOUT WALLS: The Spiritual Letters of John Main (Norwich: Canterbury, 2006), p. 170.

El poder de la Resurrección de Jesús reúne todo el tiempo y espacio en un punto singular y universal. Dentro del microcosmos del corazón humano el cosmos es transformado radicalmente por este poder condensado en el punto único de amor puro e ilimitado. Somos liberados de la ilusión de que estamos fuera de la creación o fuera de Dios. A través del poder que está en el espacio abierto en el centro de nuestro ser, trascendemos hacia la plenitud divina del ser, en el pleroma de Cristo. Necesitamos sólo ser simples, estar anclados en la realidad, permanecer fieles a nuestro peregrinaje de meditación.  Entonces realizamos nuestra unión con el punto de nuestro origen. Nuestro destino y maestro, nuestra fuente y compañero son uno.   
  
Después de la  Meditación, de Willigis Jager, SEARCH FOR THE MEANING OF LIFE – En busca del significado de la vida - (Liguori: Triumph, 1996), pp. 81-82, 92, 264.
  
La contemplación…es posible sólo cuando la razón, la memoria y la voluntad se aquietan…Algo pasa a la persona que ora. No se aceptan contenidos cognoscitivos; las imágenes religiosas, visiones, discursos internos, pensamientos piadosos se dejan atrás…la contemplación es simplemente observar. Algo pasa con el orante. Es un despertar a nuestra esencia divina.
El mantra captura lo infinito en lo finito…no tiene nada hipnótico en sí, ningún poder propio. Más bien refuerza las fuerzas ya presentes dentro de nosotros. Nos conecta con algo que ya está allí para empezar.
Lo Divino duerme en cada persona como una semilla. Justo como la semilla se desarrolló en el Jesucristo humano, así está diseñada para despertar y desarrollarse en cada individuo. Jesucristo era completamente transparente, Dios brillaba a través de Él, lo iluminaba. Lo mismo tiene que pasar con nosotros también. 

Traducción E Lavin