15 de Noviembre de 2015

Un extracto de John Main OSB, “Religious Love,” THE WAY OF UNKNOWING (New York: Crossroad, 1990), pp. 115-116.


Uno de los mayores problemas actuales a los que se enfrenta el cristianismo es que mucha de la teología se preocupa de pensamientos sobre Dios que no tienen nada que ver con la experiencia.

Estos pensamientos están de hecho separados de la experiencia…divorciados de la experiencia por un rechazo del valor del conocimiento espiritual. El problema no es abolir la teología, sino infundirle experiencia espiritual de modo de hacerla de nuevo una teología viva, generada por más que solo la función de reflexiones sobre otras reflexiones. La verdadera teología surge, también, por algo más que reflexionar sobre la experiencia que otras personas tienen sobre Dios.

El cristianismo moderno necesita de una fuerte teología contemplativa, que pueda interesar a la mente con las ideas, problemas y movimientos de la consciencia moderna. Debe ser más que pláticas reprocesadas sobre Dios, posturas humanas frente al Infinito. Debe ser Dios hablando en y a través de la experiencia humana, basada en la oración…

Al abrir nuestros corazones al amor al más profundo y silencioso nivel de nuestro ser, no estamos reprimiendo el conocimiento humano o rechazando los valores o relaciones humanas. Al contrario, todo esto se ve fortalecido; lo vemos bajo una luz nueva, una luz que trasciende, vemos una nueva luz en ello. Lo extraordinario del mensaje cristiano es que esta luz es nada menos que la luz de Cristo, la luz que es Cristo. Ese llamado a entrar en esta luz es para que cada uno de nosotros lo sepa desde nuestra propia experiencia… que la luz de Cristo brilla en nuestro corazón y que la primera ocupación de nuestra vida es estar abiertos a esa luz, bañados en esa luz, ser seres completos en esa luz y ver alumbrados por esa luz.

Después de la Meditación, “Two Kinds of Intelligence” The Essential Rumi, tr. Coleman Barks (Edison, NJ: Castle Books, 1997) p. 178.

Hay dos clases de inteligencia: una adquirida,

como el niño en la escuela memoriza hechos y conceptos

de libros y de lo que dice el maestro,

recogiendo información de las ciencias tradicionales

y de las nuevas ciencias.

 

Con esta inteligencia creces en el mundo.

Te clasifican adelante o atrás de otros

según seas capaz de retener información.

Paseas en los campos del conocimiento,

recibiendo cada vez más calificaciones

en tus libretas.

 

Pero hay otra clase de libreta,

una ya completada y preservada dentro de ti,

un manantial de surge de su origen.

Una frescura en el centro de tu pecho.

Esta otra Inteligencia no se vuelve

amarillenta ni se estanca. Fluye,

y no se mueve de afuera hacia dentro

a través de las tuberías del aprendizaje.

 

Esta segunda capacidad es un manantial

que desde tu interior fluye hacia afuera.

 

Traducción: Enrique Lavín