25 de octubre 2015

Extracto de “The Present Christ” (Abril 1981), del “MONASTERY WITHOUT WALLS”: Las cartas espirituales de John Main, Editor L. Freeman (Norwich: Canterbury, 2006), pág. 163.


Con la Resurrección somos absueltos de la necesidad de representar materialmente a Dios. Ya no tenemos que hablar a Dios para apaciguarnos o para hacerle pedidos. “Tu Padre sabe cuáles son tus necesidades antes de que se las pidas”, nos asegura Jesús. Desde ese momento eterno en tiempo, cuando Jesús despierta a su unión con el Padre, pasamos la etapa de  infancia espiritual. En ese momento maduramos hacia “la plena estatura de Cristo”. Este momento de Cristo es encontrado en el centro de nuestro ser, en nuestro propio corazón, donde su espíritu vive y crece como una semilla enterrada en la tierra.

Encontrar ese momento, es el trabajo de la meditación. Es un trabajo gozoso y vitalizante porque descubrimos que ese momento ya ha surgido, para no perecer. Una vez que conocemos esta unión en nuestra propia experiencia, toda nuestra existencia renace. Sabemos que está unida a una totalidad que es la santidad. Y esto es todo el trabajo de un momento, el momento de Cristo.

No sólo estamos liberados de la necesidad de vernos dualmente con Dios. En realidad, estamos llamados a no hacerlo. “El tiempo ha llegado, por cierto ya está entre nosotros” cuando somos llamados a adorar a Dios en espíritu y en verdad. Diciendo esto a la mujer samaritana, Jesús nos llama hacia una nueva dimensión de conciencia espiritual. No podemos persistir en el dualismo de la infancia espiritual y permanecer en la verdad del momento de Cristo. La morada del Espíritu de Cristo no es solo un regalo, una oferta especial, una gracia que podemos aceptar o rechazar.  Es una realidad, es la puerta hacia el corral de la unión sin límites.

DESPUÉS DE LA MEDITACION: Un extracto de “The Guest is Inside You” KABIR: Ecstatic Poems, versiones por Robert Bly (Boston: Beacon Press, 2004), pág. 61.

Estuve pensando en la diferencia

entre el agua

y las olas sobre ella. Cuando se forman,

el agua sigue siendo agua, cuando rompen,

es agua, ¿puedes darme un indicio,

de cómo hacer para separarlas?

Porque alguien ha inventado la palabra

“ola”, ¿debo diferenciarla del agua?

Hay Uno que es Secreto, dentro de nosotros;

los planetas en todas las galaxias

pasan por sus manos como cuentas.

Es un collar de cuentas, al que uno debería mirar

con ojos luminosos.

Traducción: Isabel Arçapalo