13 de Diciembre de 2015

Un extracto de Laurence Freeman OSB, “Letter One,” WEB OF SILENCE (London: Darton, Longman, Todd, 1996), pp. 14-17.


El Nuevo Testamento asocia naturalmente la paz y la alegría como expresiones de una vida centrada en Cristo. Como suele suceder con el vocabulario, estas frases se han vuelto a menudo simple palabrería. Hablamos de paz, amor y alegría y de los frutos del espíritu porque son cosas que deberían caracterizar nuestra vida juntos, pero que raramente lo hacen.  Y es que no pueden, a no ser que el camino a nuestro centro pase del exterior al interior. La meditación es un camino de paz porque nos empuja hacia adelante o más profundamente hacia ese interior del centro de nuestro corazón donde las ilusiones, las pretensiones y los auto-engaños que nos bloquean y no nos dejan alcanzar la paz se disuelven. Como racionalizamos nuestros deseos y prejuicios tan seguido necesitamos un camino como la meditación que nos lleve a una percepción más profunda que la razón.[. . .]

Nunca encontraremos paz en medio de nuestras preocupaciones y problemas, pensando nuestro camino a través de ellos. El pensamiento es un laberinto falso que siempre nos regresa confundidos al mismo punto de inicio. La oración es el verdadero laberinto que nos lleva a niveles más profundos que el pensamiento y nos dirige hacia la paz que “sobrepasa cualquier entendimiento”. Dejar ir nuestras ansiedades es nuestra mayor dificultad, lo que da cuenta de la resiliencia del ego. Y sin embargo es tan simple. Solo tenemos que comprender la verdadera naturaleza de la meditación: no es tratar de no pensar en nada, es no pensar.

En muchos antiguos laberintos se encontraba un monstruo en el centro, algo que daba miedo  y era una amenaza a la vida. Los laberintos cristianos posicionan a Cristo en el centro de todas las vueltas y cambios de dirección de la vida. En Cristo no encontramos miedo sino la disolución del miedo en la certeza definitiva y única del amor. La meditación es el  trabajo del amor y es por amor, no por pensar, que se conoce definitivamente a Dios. La sabiduría que salva es la sabiduría del amor.

Después de la meditación: – Oración a Nuestra Señora de Guadalupe –  “Prayer to Our Lady of Guadalupe, Jane Deren , GIVE US THIS DAY (Collegeville, MN: Liturgical Press, 2015) December 2015, p. 11.

Nuestra Señora de Guadalupe

Oh Señora Morena de las Américas

Ven de nuevo a traernos las rosas

De compasión, justicia y paz.

En el medio de nuestro invierno

Otorga tu amor a todos los marginados,

Y danos tu don para ver dignidad

En los desafortunados entre nosotros

Amen

Traducción: Enrique Lavin