Segundo miércoles de cuaresma, 24 de febrero 2016

Nos vemos mañana. Tengamos esto definido para el próximo trimestre. Debemos hacer un modelo de largo plazo para la sustentabilidad. Planeemos la próxima etapa (chateo cotidiano). 

La forma actual del mundo se está terminando… El mundo y todos sus deseos se están desvaneciendo.  Permanece alerta porque no sabes el día ni la hora. (Nuevo Testamento)


 

Todo lo que es sólido se disuelve en el aire, todo lo que es sagrado es profanado y el hombre está al final obligado a encarar con sentidos sobrios sus reales condiciones de vida y sus relaciones con los de su clase (El manifiesto comunista, Karl Marx)

San Benito otorga a sus monjes tres votos: los dos primeros, estabilidad y conversión, son opuestos. Uno es sobre estar fijo y el otro se refiere al cambio continuo. El tercer voto, sin embargo, los compatibiliza: obediencia. Esto significa mantener los dos primeros en el aire, incluso la estabilidad. La obediencia significa una continua y altamente sintonizada sensibilidad y también capacidad de respuesta a la acción del Espíritu en todas las circunstancias y relaciones de la vida.

Lo inesperado puede suceder en cualquier momento y aún si no sucede, no hay manera de evitar la ley de entropía. La energía de cualquier sistema eventualmente se acaba.  Podemos negar la ley de constante cambio (acelerando mientras usted lee esto) y hacer un montón de planes es una buena manera de negación. O podemos darnos por vencidos de la idea de crear algo porque todo se desvanece. ¿Cuál es el propósito? O podemos vivir en el momento presente, dando su debido reconocimiento al pasado y al futuro y aceptar el riesgo de vivir.

Vivimos en tiempos turbulentos y crónicamente inseguros. Otros periodos de la historia han enfrentado crisis aún peores pero nosotros tenemos una desventaja particular porque tenemos una muy baja capacidad de encontrar significados. En una cultura de continuos estímulos externos, objetivos y metas de vida, la vida interior, que es necesaria para encontrar significados, está en un punto bajo. El significado es conexión y la conexión comienza entre nuestra vida interior y la exterior.

Es por esto que la meditación, aunque no resuelve problemas, transforma la manera en que los percibimos y los tratamos. Vemos esto en el sentido de desapego cuanto estamos bajo presión, o de calma cuando el enojo y la desesperación normalmente nos abruman.

Cuando la meditación ya forma parte de nuestra vida, el principio de estabilidad es respetado a través de la práctica regular – venga lo que venga. Y así también el principio de conversión, constante apertura al cambio. Uno ya no experimenta más la vida despojándonos de nuestras cosas. Las estamos dejando ir.

 

Traducción: Javier Cosp Fontclara

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