27 de marzo 2016

Una selección de John Main OSB, “Spirit”, JESUS THE TEACHER WITHIN (New York; Continuum, 2000) pág. 187.


En el evangelio de San Juan, la Resurrección y el envío del Espíritu son vistos como un solo evento. La noche de Pascua, Jesús llegó y estuvo con los discípulos que hasta entonces habían estado escondidos, llenos de miedo, encerrados en una casa.  Lo primero que les dijo fue Shalom. La valiosa palabra Hebrea que significa Paz, invoca armonía en todos los niveles del ser. Shalom fluye directamente de la armonía Divina que es el Espíritu. El recibirla es participar en la paz más allá de cualquier entendimiento. Jesús entonces sopló y les dijo: “Reciban el Espíritu”.

Su aliento, que llevó sus palabras a sus mentes y corazones comprensivos, es un medio del Espíritu. Después les dio el poder de perdonar los pecados. El poder de perdonar… es un carisma del Espíritu porque el perdón remueve el más grande de los obstáculos de la comunicación. Sana las heridas, confiesa la verdad que nos hace libres, consuela el dolor, calma el enojo, disuelve el resentimiento, consigue la reconciliación de los enemigos. Quienquiera que conozca la verdad tiene el poder de perdonar….

A través del efecto que tiene en nosotros aprendemos lo que es el Espíritu: un amigo que no tiene favoritos, y quien libera el poder para amar, para perdonar sin fin. Está más allá de la observación, pero la reconocemos por el rastro de los pasajes de silencio, guía, sanación, y consolación que deja en nuestras vidas.

 

Después de la meditación: de Hildegard de Bingen, “Antiphon for the Holy Spirit”, in WOMEN MYSTICS, ed. Carlo Lee Flinders (New York: HarperCollins, 1995) pág. 17

El Espíritu de Dios

es una vida que concede vida,

Raíz del árbol-mundo

y vientos en sus ramas.

Lavando nuestros pecados,                  

Ella unta aceite en las heridas.

Ella es vida resplandeciente

atracción de toda alabanza,

todo-despertar,

toda-resurrección.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos