Camino al oblatado. Un testimonio.

   Por Elba Rodríguez, de Colombia.

Mi conocimiento sobre la espiritualidad Benedictina es relativamente reciente; comencé a explorar sobre los Oblatos en el mes de Septiembre del 2016, un par de meses después de contactarme con WCCM para Hispanoamérica respecto a la disponibilidad o formación de grupos de Meditación Cristiana en Colombia.

El espiral de mi recorrido espiritual abarca varios episodios inesperados entre ellos, y el que más me marcó fue al culminar mis estudios de ingeniería en Bogotá. Viajé en el 2002 a Florida, Estados Unidos, para completar unas prácticas empresariales y continuar estudios de posgrado. Como casi todo inicio en un lugar nuevo, aquella época la viví con mucha incertidumbre, así que comencé a reflexionar y orar por estabilidad y por nuevas amistades. Recuerdo haber visitado el centro católico para estudiantes de la universidad de Florida en Gainesville y preguntar sobre grupos de formación humana y espiritual. Un domingo del mes de Mayo de 2002 asistí a la parroquia de la universidad y al final de la celebración algo me movió a conversar con una de los ministros extraordinarios de la comunión sobre grupos de oración. Le pregunté específicamente si podía recomendar un grupo y esta persona me miró sorprendida y me dijo amablemente que me esperaba al final de la tarde del miércoles siguiente para que la acompañara a ella y a su esposo al grupo al cual asistían. No tenía expectativas, sólo acudí a mi encuentro con el propósito de hacer amistades y sentirme conectada en oración. Para mi sorpresa fui introducida a un grupo de oración contemplativa en la casa de las Hermanas del Cenáculo en Gainesville; así que desde ese día empezó mi peregrinaje en este tipo de oración. Esa tarde habían tal vez ocho personas en la sala de oración sentadas en círculo y el grupo era presidido por la hermana Elizabeth Hillmann, RC. Me sentí muy cómoda con lo que estaba emergiendo. Al final del encuentro salí palpitante de alegría de este lugar porque no solo aprendí sobre oración contemplativa (centrante, meditación cristiana), sino que desde ese día sentí que estaba siendo conducida hacia algo mucho más rico y profundo. Mi compromiso con la práctica de la oración contemplativa diaria fue inmediata; los espacios del miércoles al atardecer y aquellos fines de semana que tenía retiros individuales en silencio, o dirección espiritual, fueron momentos felices de aquella época. Además de otras actividades en las que estaba involucrada, estos tres años fueron agradables, no solo en la parte académica y de diversión, sino también en nutrición espiritual, reflexión, crecimiento, y sobre todo sintiendo el llamado al amor y la compasión de manera incomparable.  

Al culminar mis estudios me mudé a otra ciudad en el noroeste de los Estados Unidos. Mi parte profesional comenzó a absorber la mayor parte del tiempo y fui perdiendo el hábito de crear espacios frecuentes para la contemplación. Perdí el contacto con grupos o comunidades contemplativas que enriquecieran la práctica individual. Pasaron varios años y con ello varias mudanzas a tres países hasta que regresé a Colombia hace dos años. En mi  búsqueda por retomar las prácticas contemplativas y la disciplina de la meditación, y luego de casi 12 años de práctica solitaria, decidí que era hora de retornar a la meditación de manera sostenida y hacerla central en mi vida. También consideré que era tiempo de continuar con el crecimiento espiritual y hacer parte de algo mucho mayor. Así fue que esto me motivó a contactar con WCCM en Argentina.  

A los pocos meses de formar un grupo de meditación cristiana en mi ciudad aún sentía que algo estaba faltando y esto estaba relacionado con un mayor sentido de conexión con WCCM y con la profundización en la práctica. Le pregunté a Marina Müller, mi punto de contacto para la formación de grupos, sobre lo que era el camino del Oblatado con WCCM. La respuesta de Marina me llamó la atención porque describía el nivel práctico y amoroso que significa vivir una vida Benedictina con la WCCM. Reflexioné sobre el legado de John Main y comencé a indagar sobre San Benito. John Main entendía que la experiencia contemplativa crea comunidad y que la meditación nos lleva a una realidad que hace sentido, que da forma y propósito a todo lo que hacemos. Y por su parte, San Benito entendió que existe una forma de vivir que involucra una transformación personal, una manera de hablar, escuchar, actuar y reaccionar que involucra un desplazamiento gentil del bullicio, el parloteo y el orgullo hacia el silencio, la escucha y la humildad. Por lo que llegué a entender que este camino me permitiría una nueva aproximación a Dios y a mí misma desde la estabilidad, la obediencia y la conversión, y así hacia una vida cristiana más plena. Así que el pasado 28 de Enero fui recibida como postulante en una sencilla y especial ceremonia virtual que se llevó a cabo desde casa Meditatio en Londres.

Este tiempo de postulantado es también conocido como un periodo de discernimiento. Una mentora me auxiliará en este proceso donde desarrollé un entendimiento integral sobre la comunidad de Oblatos de la WCCM y empezaré a comprender los ideales cristianos siguiendo la Regla de San Benito.

A medida que me introduzco de manera gradual en la espiritualidad Benedictina, estoy comenzando a reconocer en qué orden estos valores de la Regla están alineados con mis circunstancias actuales. Se requiere de compromiso diario para  habitar el presente, hacer una conexión con la Regla y las Escrituras, estar atenta y abierta a la voluntad de Dios en el Silencio y en las interacciones con los demás.

Dado que estoy en una locación lejana a otras comunidades de oblatos, aprovecho en la medida de lo posible los recursos disponibles, tales como grupos virtuales de meditación de la WCCM, los cuales permiten mayor contacto y  apoyo por parte de otros miembros de la comunidad.

Como postulante me siento conectada a la comunidad de una manera especial, ahora soy parte de una gran familia. He sentido apoyo y motivación por parte de los demás oblatos que transitaron este camino. Para mí es igualmente importante hacer parte del crecimiento de la comunidad y apoyar en las actividades que permitan la diseminación del mensaje de la WCCM. Encuentro un llamado a vivir en equilibrio y coherencia con esta experiencia extraordinaria y la transmisión de las enseñanzas según el espíritu de la WCCM en el contexto de familia, relaciones, hobbies y en otras oportunidades que se presentan a diario.  

 

 

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