11 de junio 2017

Fragmento de Laurence Freeman OSB, “Dearest Friends” en el Boletín de la Comunicad Mundial de la Meditación Cristiana, vol. 35, No. 2, julio 2011, págs.4-5


Podemos soltar nuestras preocupaciones y ansiedades como nos aconseja Jesús en sus enseñanzas sobre la oración. Estas ansiedades son muy variadas, los problemas diarios que pasan al dormir bien, las pérdidas que están penosamente presentes cuando despertamos, los patrones profundos de nuestro carácter con sus raíces en la memoria pre-consciente. La sabiduría y el perdón empiezan a trabajar cuando dejamos de culpar al mundo o a nuestros padres o a nuestros enemigos y nos damos cuenta que nosotros somos el problema. El primer paso por el camino hacia la madurez espiritual puede tomar años. Una vez tomado, sin embargo, somos capaces de discernir los distintos niveles de sufrimiento e insatisfacción que tenemos que trabajar, … los que podemos resolver por nosotros mismos, otros que requieren que busquemos ayuda, y otros que simplemente los tenemos que trascender.

La meditación afila y acelera nuestro discernimiento. En todas las tradiciones, la oración profunda, silenciosa, no conceptual parece ocupar el centro de la fe y abre la puerta a la unión con Dios. Los Sufís hablan de “dhikr” o el recuerdo de Dios al cual se llega a través de la repetición del nombre de Dios. En su sencillez se dice que contiene todas las formas de oración y “nos libera de toda confusión y malestar” ... El mandamiento de amor de Jesús -Dios, prójimo, y tu- y la urgencia de su tono se traducen igualmente en la concientización con la cual le prestamos atención absoluta a Dios. Podemos entonces vender voluntariamente en la auténtica alegría de encontrar el tesoro del Reino enterrado en nuestro corazón.

Sin embargo, los problemas cotidianos nos abruman. Nos pueden hacer egocéntricos, olvidadizos, insensibles, ignorantes y estúpidos. Olvidamos que Dios existe. Ignoramos las necesidades de nuestro prójimo. Perdemos la capacidad de asombro. Somos sonámbulos a la gracia. El ascetismo -trabajo espiritual- es la cura para las preocupaciones. Nos enseña a manejar los problemas y a vivir en libertad a pesar de ellos. Disuelve la dureza del corazón conforme nos volvemos más sensibles y respondemos, más abiertos a la belleza del mundo y a las necesidades de los otros, incluyendo aquellos que de forma avariciosa toman antes de pedir. Ascetismo -igual que nuestra meditación diaria dos veces al día- transforma la energía bloqueada en nuestro ego y en los patrones negativos de pensamiento y comportamiento. Sabiamente llegamos a aceptar que no vamos -en esta vida de preocupaciones- a tener todo lo que queremos. Pero la liberación inicia conforme aceptamos que el problema real no está en no tener sino en el mismo deseo de tener.

 

Después de la meditación, “The Trail is Not a Trail,” Gary Snyder, LEFT OUT IN THE RAIN, (North Point Press, 1986); publicado en el 9-24-11 Writer´s Almanac

Manejé por la autopista
Y tomé una salida
Y fui por la carretera
Hasta que llegó a un camino lateral
Manejé por el camino lateral hasta que se volvió camino de tierra
Lleno de pozos, y paré.
Caminé por un sendero 
Pero el sendero se volvió difícil
Y se desvaneció-
En la intemperie
Para ir a todas partes.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos