27 de agosto 2017

                                                         Photo credit: SammCox via Visual Hunt / CC BY-NC

Un fragmento de Laurence Freeman OSB, “Prayer as Meeting: A Christian-Muslim Gathering,” The Tablet, Septiembre, 2006.


Las personas religiosas fácilmente descuidan lo obvio y esto es lo más necesario que recordar: los que no aman no saben nada sobre Dios. Esto no es un razonamiento metafísico sino el razonamiento del corazón, (y) nuestra experiencia humana universal lo enseña… El amor es la trascendencia, el re-entrar de la consciencia por el acto de atención paciente al otro. Los padres lo hacen, los amantes lo hacen y las personas religiosas lo deben hacer también si es que quieren ser genuinos.

La forma en la que se ora es la forma en que se vive. Vivimos en el poder de la trascendencia al orar en profundidad. No solo salat and liturgy, sino contemplación. El propósito de esta vida, decía San Agustín, es abrir los ojos del corazón a través del cual vemos a Dios…. Los medios son aquellos que la religión enseña si no se confunde a sí misma como el fin: espera, paciencia, quietud, y particularmente en una época de comunicación instantánea, silencio. (…)

(En la Reunión Cristiano-Musulmana) oramos el salat y dijimos oraciones Cristianas. Pero también nos sentamos en silencio a meditar- le llamamos oración del corazón y ellos le llaman dhikr. Reduce muchas palabras a una sola palabra rica en pobreza de espíritu. En este silencio tocamos una universalidad, a la cual las palabras solo pueden señalar. No es un escape de la realidad sino acoger con la divina realidad que ambos conocemos como amor.

Las relaciones cambian por esta experiencia de silencio en trascendencia, de formas que las palabras no pueden conseguir. Vivimos juntos en una nueva forma cuando henos sido pacientes juntos en el silencio del amor.

 

Después de la meditación, de “Heart-Knowing and the Jasmine Scent of Feeling Near to God,” THE SOUL OF RUMI: A NEW COLLECTION OF ECSTATIC POEMS, trad. Coleman Barks (New York: Harper Collins, 2001), pág. 324

Los Sufís le llaman conocimiento del corazón

Para ocultarla de aquellos

Que no la deberían escuchar. Es del corazón. Es por donde

viene Dios. No se pueden cometer o decir equivocaciones

cuando tu conciencia está en tu amor y tu amor

está en Dios.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos