22 de octubre 2017

                                                         Photo credit: *brilho-de-conta via VisualHunt / CC BY-NC-ND

De John Main OSB, “The Christian Crisis,” THE PRESENT CHRIST (New York: Crossroads, 1991), pág. 74-76


El llamado al hombre moderno, el llamado a todos nosotros, es a volvernos espirituales, y para volvernos espirituales debemos aprender a dejar atrás nuestro ser religioso oficial -esto es- dejar atrás al Fariseo que merodea en nuestro interior- porque, como Jesús nos ha dicho, tenemos que dejar atrás todo nuestro ser. Todas las imágenes que tengamos de nosotros provenientes de nuestra mente febril del ego, tienen que ser renunciadas y trascendidas si es que queremos ser uno con nosotros mismos, con Dios y con nuestros hermanos- esto es, convertirnos en verdaderamente humanos, verdaderamente reales, verdaderamente humildes.

Nuestras imágenes de Dios, de la misma manera, deben desvanecerse. No debemos ser adoradores de ídolos. Curiosamente, nos damos cuenta que estas desaparecen conforme las imágenes de nuestro ser desaparecen, esto sugiere lo que presentíamos desde antes, que las imágenes de Dios eran en realidad imágenes de nosotros mismos. En este maravilloso proceso de llegar a la luz plena de la Realidad, de la pérdida de la ilusión, un gran silencio emerge desde el centro. Nos sentimos envueltos en el silencio eterno de Dios. Ya no estamos hablando a Dios o peor aún, hablándonos a nosotros mismos. Estamos aprendiendo a estar con Dios, a ser en Dios. (…)

 

Después de la meditación: Un fragmento de Richard Rohr, “Pointing in the Same Direction”, martes septiembre 15 2015, Richard Rohr, Meditaciones Diarias de The Center for Action and Contemplation, www.cac.org

Los grandes místicos tienden a reconocer que… Dios… No necesita nuestra protección o entendimiento perfecto. Todas nuestras palabras, dogmas, y rituales son como niños jugando en el arenero ante el Misterio y Asombro infinitos. Si alguna cosa es verdad, entonces siempre ha sido verdadera; y las personas que buscan sinceramente tocarán sobre la misma verdad en todas las épocas y culturas, aunque usen diferentes idiomas, símbolos, y rituales para indicarnos la misma dirección. La dirección es siempre hacia más amor y unión—y en círculos cada vez más amplios.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos