29 de octubre 2017

                                                         Photo credit: ::: M @ X ::: via Visualhunt.com / CC BY-NC-ND

Un fragmento de John Main OSB, “The Present Christ” (Abril 1981), en MONASTERY WITHOUT WALLS: The Spiritual Letters of John Main, ed. L Freeman (Norwich: Canterbury, 2006), pág- 163


En la Resurrección somos absueltos de la necesidad de representar materialmente a Dios. Ya no necesitamos hablar a Dios, apaciguarlo o pedirle algo. “Tu padre sabe lo que necesitas antes de que se lo pidas”, nos asegura Jesús. Desde ese momento eterno cuando Jesús despertó a su unión con el Padre, pasamos más allá del estado de infancia espiritual. En ese momento maduramos hacia la “estatura plena de Dios.” Este momento de Cristo se encuentra en el centro de nuestro ser, en nuestro propio corazón, en donde su espíritu vive y crece como una semilla sembrada en el suelo.

Encontrar ese momento es el trabajo de la meditación. Es un trabajo alegre y vigorizante porque llegamos a saber que el momento ya ha iniciado y nace imperecedero. Una vez que conocemos esta unión a través de nuestra propia experiencia, la totalidad de nuestra existencia renace. Estamos unificados en una integración que es santidad. Y este es todo el trabajo de un momento, el momento de Cristo.

Nos liberamos de la necesidad de vernos a nosotros y a Dios en forma dual. Estamos llamados a no hacerlo. “El tiempo ha llegado, ciertamente ya está aquí” cuando seamos llamados a adorar a Dios en espíritu y en verdad. Al decir esto a la mujer Samaritana, Jesús nos llama a todos a una nueva dimensión de conciencia espiritual. Ya no podemos persistir en nuestro dualismo de infancia espiritual y estar en la verdad del momento de Cristo. La morada del Espíritu de Cristo no solo es un regalo, un ofrecimiento especial, una gracia que podemos aceptar o rechazar. Es una realidad, la puerta al redil de una unión sin fronteras.

 

Después de la meditación: Un fragmento de “The Guest is Inside You”, KABIR: Ecstatic Poems, versions by Robert Bly (Boston: Beacon Press, 2004), pág. 61

He estado pensando sobre la diferencia
entre el agua
y las olas en ella.  Surgiendo, 
el agua es agua aún, cayendo,
es agua, ¿me darás una pista 
para poder diferenciarlos?

Porque alguien ha creado la palabra 
“ola,” ¿la tengo que distinguir 
de agua?

Hay Un Secreto en nuestro interior;
los planetas en todas las galaxias 
pasan a través de sus manos como cuentas,
un collar de cuentas que debemos ver 
con ojos luminosos.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos