Un extracto de Laurence Freeman OSB, de ASPECTS OF LOVE (London: Medio Media/Arthur James, 1997), págs. 54-55
Podemos aprender a ver la realidad. El solo verla y vivirla es una sanación. Nos lleva a una clase de espontaneidad, cómo la del niño que aprecia la frescura de la vida, lo directo de la experiencia. Es la espontaneidad de la moralidad verdadera, el hacer lo correcto de forma natural, no vivir nuestra vida por las reglas de los libros sino vivir nuestras vidas con la única moralidad, la moralidad del amor. La experiencia del amor a uno mismo nos brinda una nueva capacidad para vivir nuestras vidas con menos esfuerzo. La vida se vuelve en menos lucha, menos competitiva, menos materialista, conforme nos abre aquello que todos hemos entrevisto de alguna forma en algún momento a través del amor, que nuestra naturaleza esencial es alegre. En lo más profundo somos seres felices. Si podemos aprender a saborear los regalos de la vida y a verla como es en realidad, estaremos mejor preparados para soportar sus tribulaciones y sufrimientos. Esto es lo que aprendemos suavemente, despacio, cada día que meditamos.