El conocimiento espiritual es el resultado de la atención total. Llegar a él significa el haber alcanzado el estado de sencillez que toma todo; te hace pedazos completamente. Si algo cuesta todo entonces te quedas sin nada.
El conocimiento espiritual empieza como una ansiedad. Un apetito por algo que no podemos nombrar o explicar. Es un anhelo por algo más o algo distinto. Puede acarrear un sentimiento de descontento o de estar incompleto, no obstante que no tengamos algo de qué quejarnos.
Los irlandeses tienen un dicho: ‘vigila el agua y las truchas vendrán’. El poder de la atención ejerce un cambio en nosotros, no por magia sino por la fe que es el poder de la relación. Las truchas simplemente aparecen. Del mismo modo el conocimiento espiritual surge conforme la meditación se va haciendo parte de nuestra vida.