Cuarenta días pueden pasar tan rápido como cuarenta minutos o cuarenta años. Lo que importa no es la medición del tiempo sino la calidad de la consciencia a través de la cual pasa. (No ‘¿Cuántos años cumplo? sino ¿Cuánto he aprendido?)
Durante la mayor parte de nuestras vidas logramos evitar las zonas peligrosas de la vida - las grandes pérdidas, incluso las grandes alegrías - todo aquello que no puede ser medido o controlado, todo lo que describimos con la confortable palabra Dios.
La palabra "Eucaristía" significa "acción de gracias". La lectura de hoy de Isaías nos dice que la tierra seca se regocijará y que el desierto florecerá. Todo eso suena muy bíblico y tal vez un poco desconectado de nuestros propios paisajes emocionales. Pero sólo hasta que reflexionemos que la manera de llegar al gozo es la entrega de mi propio ser. ¿De qué otra manera se podrían abrir nuestros corazones más allá de las fuerzas del egocentrismo, de la tristeza, y del descontento, sino con el descubrimiento que nosotros podemos dar nuestro ser a otros?
El Adviento es más que una cuenta regresiva. Es el surgir de lo que estamos esperando en cada momento en que estamos realmente presentes.
Las cosas raras veces suceden cuando lo queremos. Y cuando lo hacen nos dejan saber rápidamente que no controlamos cuando vienen o se van. Y de ese modo la vida nos enseña que hay una dimensión de la realidad más allá del deseo, el placer o el dolor. Es en este duro, a veces vacío espacio de sabiduría en el que el profeta se ve impulsado. Aquí el profeta aprende que es lo que tiene que decir y como está destinado s ser testigo de este significado más profundo.
El inicio del ano litúrgico en nuestro tiempo está felizmente fuera de sincronización con el año civil que inicia en Occidente el 1 de Enero y en el Oriente, basado en calendarios lunares, algunas semanas o meses más tarde. La mayor parte del tiempo, estos días, la pasamos en una zona civil – es el tipo de tiempo por el cual nos pagan y que experimentamos como una fuente de estrés. En alguna parte perdimos lo que se daba por hecho en otras épocas – la existencia de otra capa de tiempo. El tiempo sagrado, que se entreteje con el tiempo civil y previene que nos veamos demasiado obsesionados por preocupaciones materiales.
La Resurrección es descrita – no como un evento que hubiera sido grabado de haber estado un camarógrafo presente – sino como una experiencia en las gentes a las que se apareció. Eso fue simultáneamente una intensa experiencia personal y una poderosa experiencia comunitaria. Cambió a los individuos que la sintieron y creo una comunidad confiada y centrada en el otro en vez de un grupo disperso y miedoso de dudosos con el corazón hecho pedazos.