En la edad media se esperaba que los católicos se abstuvieran de comer carne y productos lácteos así como de tener sexo durante la cuaresma. La moral sexual de la tradición judía tiene ideas muy diferentes sobre la ascética sexual. (Sigue leyendo).
Existe una tradición, en la parte más exótica de la tradición ascética cristiana, de los buenos viejos tiempos cuando “ascética” significaba algo fuerte, como por ejemplo meterse en agua congelada para enfriar las pasiones recitando los salmos. Cuando se decía “pasiones” ellos querían decir no solamente aquellas obviamente carnales, se referían generalmente a todos los hábitos o estados de la mente desordenados y desbalanceados. (Sigue leyendo)
Es posible volverse tan competitivo y cuantitativo acerca de las cosas espirituales como acerca de las cosas materiales. Hay gente ascética que se considera “de la clase alta” así como hay gente exitosa que considera a los fracasados sociales como inferiores. (Sigue leyendo).
La Iglesia ortodoxa, mejor que la latina (pero no tan plenamente como las espiritualidades orientales) recuerda la importancia del cuerpo en la vida de oración. Especialmente en la tradición monástica, la conciencia de la respiración y la práctica de las inclinaciones y las postraciones corporales, algunas muy similares al homenaje al sol asana en yoga, ayudan a mantener la conexión entre mente y cuerpo. (Seguir leyendo)
Las lecturas bíblicas de hoy nos muestran varias cosas. Primero, qué difícil puede ser para el cristianismo comunicarse a sí mismo hoy en día a través de las escrituras; sus historias y metáforas con frecuencia impactan la mente moderna como ofensivas o al menos “primitivas”. Bede Griffiths pensaba que había solamente pocos salmos adecuados para el culto cristiano. (Sigue leyendo)
El Éxodo es la gran metáfora de las escrituras para la cuaresma: los cuarenta años de la tribu hebrea vagando en el desierto antes de alcanzar la Tierra Prometida iluminan los cuarenta días que pasamos preparándonos para los misterios pascuales. (Sigue leyendo).
John Main dijo una vez (con humor irlandés: monjes no se lo tomen personalmente) que nunca había encontrado más egoístas que en los monasterios. Lo que él quería decir es lo siguiente: hay dos peligros con los monasterios. (Sigue leyendo).
En un grupo en el que me pidieron dé a conocer la meditación, un cirujano cardiaco me pidió que deje de usar la palabra “corazón” en mis charlas. Dijo que le distraía con pensamientos de su trabajo y que en todas sus operaciones nunca había visto nada ni remotamente espiritual en los corazones. (Sigue leyendo).
Lo que “renunciamos” en cuaresma apunta simplemente a la gran renuncia a través de la cual cualquier vida crece hacia la plenitud. La cuaresma nos ayuda a recordar qué significa esta renunciación mayor y cómo cada uno de nosotros está llamado a hacerla absolutamente cuando estén dadas las condiciones. Hasta entonces, simplemente aprendemos día a día a ser tan reales como podamos ser. (Sigue leyendo).